La Corte Suprema de Brasil rechazó este viernes las "interferencias" del Gobierno de Donald Trump y garantizó que juzgará de manera "imparcial" al expresidente Jair Bolsonaro y al resto de acusados por intento de golpe de Estado antes de terminar el año.
Los once magistrados de la máxima instancia judicial del país volvieron a sus trabajos, tras el receso de julio, en plena tormenta tras las sanciones impuestas por el Ejecutivo de Estados Unidos en represalia por el proceso en curso contra el líder ultraderechista.
"Todos los acusados serán juzgados con base en las pruebas producidas, sin ningún tipo de interferencia, venga de donde venga", aseguró el presidente del Supremo, Luís Roberto Barroso, en una sesión en la que se reivindicó la independencia del Poder Judicial, en Brasilia.
La Administración de Trump, en su cruzada para defender a Bolsonaro de lo que ha denominado como una "caza de brujas", ha revocado el visado a ocho de los once jueces del Supremo, entre ellos a Alexandre de Moraes, instructor del proceso por golpismo.
En una segunda embestida, el pasado miércoles, el Departamento del Tesoro encuadró a De Moraes en la Ley Magnitsky, que autoriza al Gobierno a sancionar a ciudadanos extranjeros implicados en actos de corrupción o violaciones a los derechos humanos.
Al magistrado se le congelan así los bienes y propiedades que tengan en EE.UU., entre otras restricciones.
De Moraes carga contra los "seudopatriotas"
De Moraes, presente en la ceremonia de este viernes, se manifestó por primera vez tras la ofensiva de Trump y afirmó que va a "ignorar" las sanciones aplicadas y que "continuará trabajando" en el caso del intento de golpe como hasta ahora.
"Juzgaremos a todos los responsables, absolviendo a quienes no tengan pruebas en su contra, condenando a quienes las tengan, pero juzgando, ejerciendo nuestra función judicial y sin acobardarnos ante amenazas, vengan de aquí o de cualquier otro lugar", dijo el juez, enemigo número uno del bolsonarismo.
El magistrado no citó de manera explícita a ningún investigado, pero arremetió duramente contra los "brasileños seudopatriotas" que buscan, de forma "cobarde" y "traicionera", "someter el funcionamiento del Supremo al cribo de un Estado extranjero".
En opinión de De Moraes, esos "seudopatriotas" pretenden crear una grave crisis económica en Brasil para que haya una presión política y social contra la justicia, a fin de materializar el archivo "tiránico" de la causa por golpismo.
Sin embargo, el juez defendió con énfasis la transparencia del proceso, que se desarrolla de forma "absolutamente pública".
"Y digo sin miedo a equivocarme, no hay y no hubo en el mundo una acción penal con tanta transparencia y publicidad como esta acción penal. Ningún país retransmite interrogatorios para que toda la prensa y la sociedad los acompañe", añadió.
Por su parte, el fiscal general de Brasil, Paulo Gonet, autor de la denuncia contra Bolsonaro y quien también participó en la sesión de este viernes, expresó su solidaridad a De Moraes por las sanciones de EE.UU., que calificó de "asombrosas" e "inconcebibles".
Y defendió la actuación "legítima" del magistrado, quien garantizó que el Supremo dará una respuesta "sin injerencias" sobre quiénes fueron los responsables del intento de golpe.