La prisión de máxima seguridad construida por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, como emblema de su política de seguridad e inspirada en el modelo carcelario instaurado en El Salvador por su homólogo Nayib Bukele, entró en funcionamiento este lunes con la llegada de sus primeros reclusos.
Sin previo aviso, el Ejecutivo comenzó a trasladar reos a esta prisión, al inicio de una semana clave para el futuro político de Noboa, quien el próximo domingo se juega su capital político en un referéndum impulsado por él mismo para convocar una Asamblea Constituyente que sustituya la actual Carta Fundamental, vigente desde el mandato de Rafael Correa (2007-2017).
Cuando Noboa llegó al poder en 2023, lo hizo con la promesa de construir dos nuevas cárceles inspiradas, a pequeña escala, en el mediático Centro de Confinamiento contra el Terrorismo (Cecot) de Nayib Bukele en El Salvador.
La primera cárcel se concretó en menos de dos años en la provincia costera de Santa Elena, pero la segunda enfrentó mayores dificultades, ya que estaba proyectada en la amazónica provincia de Napo, donde las comunidades locales se opusieron con protestas que obligaron al gobierno a dar marcha atrás.
Aislada en medio de un bosque
La cárcel de Santa Elena se extiende sobre 16,2 hectáreas en un paraje inhóspito y boscoso de la costa ecuatoriana, en la provincia del mismo nombre, que está a una hora de distancia por carretera desde la ciudad de Guayaquil, y que hasta el momento no tenía centro carcelario.
Sólo existe una comunidad rural en las cercanías, llamada Bajada de Chanduy, que ha recurrido judicialmente la construcción de esta cárcel al considerar que fue erigida sobre un terreno que -acusan- pertenece a la localidad.
Por ello, buscan acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) para que se pronuncie respecto de la llegada del penal.
En los alrededores, se han establecido mecanismos de inhibición de frecuencias de dispositivos electrónicos como drones, como hace escasas semanas pudo comprobar EFE.
Capacidad para 736 presos
Dentro de un perímetro rectangular de altos muros, la instalación contempla un muro perimetral alto que forma un rectángulo, dentro del cual se emplazan seis pabellones con forma hexagonal.
La cárcel fue proyectada con una capacidad para albergar a 736 presos en tres módulos, lejos de los 40.000 reclusos que según el gobierno salvadoreño pueden entrar en el Cecot, centro que visitaron pocos meses atrás tanto el ministro ecuatoriano de Interior, John Reimberg, como el de Defensa Nacional, Gian Carlos Loffredo.
El primer módulo, de alta seguridad, fue anunciado con un total de 160 celdas, con una capacidad para cuatro presos en cada una; y el segundo módulo, de máxima seguridad, fue presentado en su momento con 32 celdas, con una capacidad de dos presos en cada una.
Mientras, el tercer módulo, calificado de "super máxima seguridad", también cuenta con 32 celdas, pero en este caso se piensa ingresar a un único reo en cada una de ellas.
52 millones de dólares de presupuesto
La construcción costó 52 millones de dólares (unos 45 millones de euros) y estuvo a cargo de la empresa Puentes y Calzadas Infraestructuras, subsidiaria del español Grupo Puentes, que controla la empresa estatal China Road and Bridge Corporation.
Las obras comenzaron en junio de 2024 con el objetivo de que duraran 300 días, y si bien ese plazo fue largamente sobrepasado sin que la construcción esté finalizada, el gobierno llevó a los primeros presos esta cárcel al iniciarse la semana del decisivo referéndum.
A los reclusos que llegaron a este recinto carcelario se les rapó la cabeza y mantuvieron sus prendas de estridente color naranja, pensadas para ser fácilmente identificables en caso de emergencia.