La oficina del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Pittsburg confirmó que el expresidente Donald Trump (2017-2021) sufrió un "intento de magnicidio" por parte de un tirador que fue abatido, quien todavía no es identificado.
Así lo informó en una conferencia de prensa Kevin Rojek, agente especial a cargo de la oficina local del FBI, quien pidió asistencia ciudadana para recopilar datos sobre lo sucedido.
"Tenemos analistas de inteligencia trabajando febrilmente para intentar identificar al individuo que hizo esto y los motivos detrás de por qué se hizo. Ahora mismo necesitamos la ayuda del público", apuntó, antes de aclarar que "estamos cerca de esa identificación y en cuanto estemos 100% seguros de quién es ese individuo, lo compartiremos con la prensa".
El FBI ha desplegado en la zona numerosos recursos, incluido un equipo especial de respuesta desde la base de marines de Quantico, Virginia.
"Sigue siendo una escena del crimen activa. Tenemos varios agentes en la escena. También estamos trabajando estrechamente con otras agencias federales, nuestros socios estatales y también nuestros socios policiales locales", precisó Rojek.
Trump fue herido en su oreja derecha después de que un tirador abriera fuego en pleno mitín en Butler, Pensilvania, matando a un asistente y dejando en estado grave a otras dos personas, según el teniente coronel George Bivens, de la Policía de Pensilvania.
El atacante, que fue abatido por efectivos del Servicio Secreto, se encontraba en un techo fuera del perímetro del acto de campaña, complementó el fiscal de distrito de Butler.
DIRECTORA DEL SERVICIO SECRETO TESTIFICARÁ ANTE EL CONGRESO
La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, fue convocada por el líder de Supervisión y Rendición de Cuentas en el Congreso, James Comer, para prestar testimonio sobre el atentado el próximo 22 de julio en el Parlamento.
Comer subrayó "la tremenda valentía" de los funcionarios del Servicio Secreto presentes en el acto, que protegieron a Trump, neutralizaron al agresor y evitaron mayores daños entre el numeroso público presente.
Sin embargo, numerosas voces ponen en duda la eficacia del Servicio Secreto, dado que ninguno de los numerosos agentes en el lugar detectó al francotirador encima de un techo que se encontraba a sólo 150 metros del podio donde hablaba el precandidato republicano.
A esa distancia, y con las armas disponibles en el mercado en Estados Unidos, es relativamente fácil alcanzar un blanco deseado, como han hecho ver varios especialistas entrevistados por medios locales tras el ataque.
Dado que el mitin de Trump fue programado hace varias semanas, resulta llamativo que los agentes del Servicio Secreto aparentemente no peinaran la zona con tiempo suficiente para descartar los riesgos de un atentado como el que tuvo lugar.
