El tunecino Brahim Aouissaoui fue condenado este miércoles a cadena perpetua, sin posibilidad de reducción de pena, por el atentado yihadista en el que asesinó a tres personas en la basílica de Niza (Francia), el 29 de octubre de 2020.
El Tribunal Especial que lo juzgó en París aceptó la pena máxima que solicitaba la Fiscalía contra el único acusado de perpetrar el ataque terrorista, entre cuyas víctimas se encontraba la franco-brasileña Simone Barreto Silva.
Esta madre de familia de 44 años pereció por las catorce puñaladas que le asestó el condenado, con un cuchillo de cocina de 17 centímetros, cuando acudió al interior de la basílica de Nuestra Señora de la Asunción, en pleno centro de la capital de la Costa Azul francesa, al oír un gran tumulto.
Allí se encontró con el cuerpo decapitado de Nadine Devillers, una parroquiana de 60 años, la primera víctima de Aouissaoui. Berreto Silva pudo salir del templo y refugiarse en un establecimiento cercano, donde pereció minutos más tarde.
El sacristán del templo, Vincent Loquès, de 54 años, trató de reducir al agresor y también acabó degollado, antes de que una patrulla de la policía municipal que pasaba por la zona entrara en la iglesia.
Contra ellos se abalanzó Aouissaoui al grito de "Alá es grande", antes de ser abatido a tiros, lo que le sumió en un coma del que solo despertó semanas más tarde.
En esos días, había acudido a una mezquita y había pasado varias veces por la puerta de la basílica. Los mismos lugares que visitó la mañana de aquel viernes, en el que tras orar en la mezquita se dirigió al templo católico donde cometió los tres asesinatos.
Tras despertar del coma, Aouissaoui aseguró no recordar nada de lo sucedido, un argumento que mantuvo en los primeros días del juicio, pese a los informes psiquiátricos que probaban que no había sufrido ninguna pérdida de memoria y pese a algunos mensajes que envió durante el periodo de detención preventiva.
Hasta que el pasado lunes, durante su interrogatorio, cambió totalmente de versión, reconoció los hechos y los justificó como una acción para vengar a los musulmanes, aunque negó todo carácter terrorista.
"Sí, reconozco los hechos", dijo entonces Aouissaoui, que esbozó una motivación: "Cada día hay musulmanes asesinados. Todos los días ustedes matan musulmanes y les da lo mismo. No muestran ninguna empatía con ellos".
El acusado, que se expresó en árabe, aseguró que "Occidente mata ciegamente" y que "la venganza es un derecho y una verdad".
"Les he dicho por qué cometí los hechos, pero no recuerdo cómo lo hice (...) Era mi destino. Acepto lo que esté predestinado para mi. Cada persona es responsable de lo que hace, claro que yo soy responsable", agregó.
El atentado de Niza, ocurrido el 29 de octubre de 2020, culminó unas semanas trágicos en Francia por el terrorismo islamista, que según las autoridades tuvo relación con el juicio, que se celebraba entonces en París, a los cómplices del atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo de 2015.