El Juzgado de Menores de la ciudad de L'Aquila decidió separar de sus padres a tres niños que vivían aislados en un bosque, sin estar escolarizados y en una casa sin servicios higiénicos mínimos.
Una niña de ocho años y sus hermanos de seis fueron conducidos el jueves por la noche a una "casa-hogar" en la ciudad, y solo tras una larga mediación con trabajadores sociales y la Policía se consiguió que pudiera acompañarlos su madre, Catherine Birmingham, informaron este viernes medios locales.
La historia se hizo mediática hace algunas semanas, cuando se conoció el estado de la familia -de origen británico y australiano- que vivía totalmente aislada de la civilización en un bosque, y cuyos hijos que eran educados en casa.
El caso abrió un candente debate en el país: incluso se organizó una junta de firmas -que alcanzó más de 30 mil apoyos- para defender a la familia, ya que los padres siempre han declarado que su elección no nació de la negligencia, sino del deseo de vivir en contacto con la naturaleza, protegiendo el vínculo con sus hijos y con los animales .
La sentencia del tribunal de menores argumenta que en este caso "no existe riesgo de violar el derecho de los menores a la educación, pero sí existe riesgo de violar su derecho a la vida social (reconocido en artículo 2 de la Constitución italiana) y (esto) puede causar graves consecuencias psicológicas y educativas" para los menores afectados.
El padre, Nathan Trevallion, un antiguo chef británico, afirmó desesperado, según los medios italianos: "¿Cómo se puede separar a los niños de sus padres? Quedarán traumatizados".
El Tribunal de Menores ya había solicitado la custodia temporal de los tres niños , alegando un grave perjuicio para su desarrollo. Sin embargo, la pareja nunca aceptó la decisión, defendiendo su elección de "liberarse de la toxicidad de la vida moderna".
Una vida salvaje y desobediente
Según la nueva sentencia del Tribunal, "la privación de interacción entre iguales en la edad escolar primaria puede tener efectos significativos en el desarrollo del niño, que se manifiestan tanto en el ámbito escolar como fuera de él".
La corte impuso también la retirada de los menores del hogar familiar "en consideración del peligro para su integridad física derivado de las condiciones de vida, así como de la negativa de los padres a permitir los controles y tratamientos médicos exigidos por ley".
Hizo mención además a "la falta de habitabilidad y, por tanto, de seguridad estática, también en términos de riesgo sísmico y prevención de incendios, de las instalaciones eléctricas, de agua y calefacción, y (la carencia) de la seguridad, higiene y salubridad de la vivienda, (lo que) da lugar a la presunción legal de la existencia de un periodo de perjuicio para la integridad y la seguridad física de los menores".
El expediente sobre Catherine Birmingham y su esposo Nathan Trevallion terminó en manos de la justicia después de que la familia sufriera una intoxicación por hongos en abril pasado, que los obligó a ir al hospital.
Al llegar para la revisión obligatoria, los trabajadores sociales intervinieron tras comprobar que los tres hijos de la pareja no asistían a la escuela, a pesar de haber realizado las pruebas de fin de curso obligatorias en un centro público, y que su casa carecía de baño, agua corriente y electricidad.
La familia Travallion tiene ahora 10 días para apelar la sentencia.