Gaza ante el bloqueo humanitario israelí: "Aumentó la hambruna y los precios subieron"

Publicado:
| Periodista Digital: EFE

La decisión de Israel ha reducido la producción de agua potable, afectando a más de 500.000 personas.

Familias gazatíes dependen de centros de distribución para obtener alimentos básicos.

Gaza ante el bloqueo humanitario israelí:
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La palta, por ejemplo, en Israel cuesta 3 séqueles (0,82 dólares) y en Gaza se paga 12 séqueles (3,29 dólares).

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En medio de las ruinas de la guerra, la palestina Faten Omar al Madhoun explica desde un centro de distribución de comida los efectos del bloqueo de la ayuda impuesto por Israel en la Franja de Gaza: "Aumentó la hambruna (...), los precios subieron", sinceró.

La situación en Gaza es aún más insostenible desde que Israel bloqueó la semana pasada la entrada de ayuda humanitaria, incluidos alimentos y combustible, y cortó el fin de semana el limitado suministro eléctrico que daba al enclave para presionar al grupo palestino islamista Hamás en las negociaciones de la segunda fase del alto el fuego.

"Empezamos a tener dificultad para obtener productos después del cierre de los pasos fronterizos, pero a pesar de eso logramos incluir pescado y carne en nuestros platos", señala a EFE Al Madhoun en el centro Gaza Soup Kitchen en Beit Lahia, en el norte del enclave.

Niños con hambre

El domingo, decenas de niños se agolpaban frente al centro de ayuda, instalado en una tienda de campaña en medio de edificios derruidos. Los hambrientos menores compiten para acercar sus cacerolas vacías mientras los trabajadores entregan las raciones de comida.

Abu Hamza Saleh lamenta la falta de "empatía" por parte de los países árabes, a los que pidió ayuda ante la falta de necesidades básicas.

"Nuestra casa está derrumbada. No encontramos qué comer. Los pasos fronterizos están cerrados. Estamos bajo asedio (...) No tenemos ni agua ni electricidad", dice el gazatí entre la multitud en el Gaza Soup Kitchen.

Desde el alto el fuego que entró en vigor el 19 de enero, los gazatíes no están expuestos a los bombardeos, pero la vida es ardua.

El agricultor Imad Hamduna, de 46 años y actualmente desempleado, lamenta el encarecimiento de los alimentos como la palta, que en Israel cuesta 3 séqueles (0,82 dólares) y en Gaza se paga a 12 séqueles (3,29 dólares).

"En el tercer o cuarto día de la tregua, nos sorprendimos con una gran disminución de los precios. (...) Pero nos sorprendieron hace diez días con el cierre total de los pasos fronterizos y no entró nada de mercancía", indica Hamduna.

Cortes de ayuda y electricidad

Tras el ataque de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre de 2023, Israel invadió Gaza y cortó la entrada de electricidad, aunque luego permitió el suministro limitado para una planta desalinizadora y dos depuradoras de aguas residuales. También limitó drásticamente la entrada de ayuda humanitaria.

El breve tiempo de entrada de suministros desde la tregua permitió la bajada de los precios y la presencia de más alimentos como verdura en los mercados en la Franja.

Pero con la imposición de nuevo del bloqueo, han vuelto la escasez y la subida del coste de los alimentos y otros productos de primera necesidad. Ante la falta de combustible, muchos tienen que usar madera para cocinar, si pueden conseguirla.

La interrupción de la electricidad el fin de semana ha provocado que la única desalinizadora de Gaza haya pasado de producir unos 18.000 metros cúbicos de agua potable diarios a 2.500 metros cúbicos, lo que afecta a más de 500.000 palestinos dependientes de esta agua.

Desdichado Ramadán

El abogado gazatí Tamer Hassan al Shafei, de 37 años, recuerda la hambruna el año pasado durante el Ramadán y explica que en la celebración este año de la festividad musulmana también está marcada por la escasez de alimentos.

"Dependemos básicamente de los centros de distribución de comida gratuita. Tomamos de allí comida para romper el ayuno", dice Al Shafei, quien describe el gran número de gente en estos centros en busca de ayuda.

"El agua es difícil [de conseguir], la comida es difícil, el pan es difícil, a veces no encontramos pan...", apunta Al Shafei, padre de tres hijos, incluido uno enfermo del hígado y otro con un problema de exceso de triglicéridos en la sangre.

El abogado explica que la situación estaba más calmada cuando regresaron del sur el pasado 29 de enero, el día en el que entró en vigor el alto el fuego entre Israel y Hamás, pero que ahora se escuchan más aviones israelíes y disparos.

"Hoy los aviones no paran, ni de día ni de noche, y vivimos con miedo. Y hay muchos disparos, no como la situación cuando llegamos. La situación es difícil y aterradora", apostilla Al Shafei.

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