El representante adjunto de Unicef en Chile, Glayson Dos Santos, habló en Cooperativa sobre cómo una buena crianza parental beneficia a los niños en su desarrollo emocional y cognitivo, e hizo énfasis en que dicho proceso debe ser compartido y no sustituido.
Según el experto, "el primer paso que hay que dar es un cambio cultural. Todavía existe una sociedad donde ese rol (parental) está muy centrado en el papel de la madre y se necesita avanzar en que debe ser una tarea compartida. Se deben tener políticas laborales más favorables a que el padre también participe de esta crianza, y también (proporcionar) herramientas que los padres deben tener para (ejercer) una crianza más positiva".
En esta línea, Dos Santos puso el foco en "enfrentar algunos temas de fondo, porque la parentalidad se torna más difícil en los estratos sociales más pobres, donde la gente vive más lejos de sus hogares y entonces llega más tarde a la casa, ocupa mucho tiempo de transporte y no tiene cómo cubrir las necesidades materiales básicas. Las escuelas no son de fácil acceso para esos padres", lamentó.
Por último, el representante de Unicef se refirió al uso de dispositivos tecnológicos durante la infancia, y aseveró: "Un recurso digital (como los celulares) no puede sustituir a la presencia y la interacción de los padres. Hay que pensar el mundo digital como una parte de desarrollo, pero no puede ser el todo", e incluso -enfatizó- "cuanto más tardío el niño pueda tener acceso a un celular, mejor".
El caso de Panguipulli
Una muestra de la importancia de la familia en el desarrollo sano de los niños fue demostrado por la iniciativa Un Gran Lugar para Crecer y la Municipalidad de Panguipulli en la primera Encuesta de Opinión de Niñez y Adolescencia de esa comuna, que se aplicó a más de 2.000 estudiantes entre quinto básico y tercero medio.
Uno de los hallazgos más significativos de la encuesta revela que el 70% de los niños, niñas y adolescentes consideran que tener una familia cariñosa y poder hacer lo que les gusta son aspectos fundamentales para su bienestar. Este dato cobra aún más relevancia cuando se cruza con otros resultados del estudio: el 50% de los NNA pasa más de cuatro horas al día con sus familias y, además, identifica a sus cuidadores como las personas en quienes más confían.
Esta confianza y presencia cotidiana refuerzan la idea de que el hogar no solo es un espacio físico, sino un lugar clave para el desarrollo emocional y la construcción de autoestima.
Sin embargo, emergen alertas importantes sobre la violencia que enfrentan niños, niñas y adolescentes en los espacios educativos: entre el 30% y el 34% reporta haber sido testigo frecuente de violencia verbal, física o virtual dentro de los establecimientos.
Además, mujeres y personas no binarias reportan mayores niveles de discriminación, especialmente relacionados con su apariencia y vestimenta. Estos datos indican que, es crucial fortalecer los espacios educativos como entornos protectores y libres de violencia.
