El ecosistema del Lago Chungará, uno de los más prístinos y delicados del país, enfrenta una crisis ambiental sin precedentes tras el volcamiento de un camión de carga que provocó el derrame de 25.000 litros de aceite de soya en el humedal altoandino, en la Región de Arica y Parinacota.
La gravedad del incidente llevó a Senapred a declarar Alerta Amarilla en el sector. Actualmente, brigadas de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), en coordinación con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Municipalidad de Putre, trabajan intensamente en la zona.
Según Lino Antezana, director regional de CONAF, se han desplegado diques y mallas de contención, logrando extraer hasta el momento más de 500 litros de la sustancia -de alta toxicidad en medios acuáticos- mediante bombas y métodos manuales.
Trampa mortal para la avifauna
El vertimiento no solo contaminó el agua del lugar, sino que se ha convertido en una trampa para la fauna local, puesto que las aves no logran distinguir las zonas limpias de las contaminadas, aterrizando sobre la película de aceite. Esto impregna su plumaje, restándoles flotabilidad y exponiéndolas a hipotermia e intoxicación.
En ese sentido, Conaf confirmó la muerte de una Tagua Gigante, especie protegida por la Ley de Caza. Además, los guardaparques identificaron al menos 80 aves acuáticas en peligro inminente
En detalle, se registra un total de 15 aves ya afectadas, entre ellos cinco patos puna, imposibilitados de volar y con poca movilidad.
Para mitigar el daño, los equipos en terreno están aplicando técnicas de perturbación controlada con el fin de ahuyentar a las bandadas, incluidos los flamencos, y evitar que aterricen en el área del desastre. Sin embargo, la densidad del derrame ha impedido el rescate de algunos ejemplares que permanecen aislados en zonas que son de difícil acceso.
De 3 a 5 años para recuperar el ecosistema
Cristian Araya, académico de la Universidad de La Serena, explicó que la capa oleosa derramada bloquea el intercambio de oxígeno en el agua, provocando estrés respiratorio en especies endémicas y afectando los sedimentos.
El pronóstico del experto es preocupante: se estima que la recuperación funcional completa de este ecosistema podría tardar entre tres y cinco años. El humedal es hogar de cerca de 130 especies que solo prosperan en estas condiciones extremas, lo que eleva la urgencia de las labores de limpieza y rescate.