Los Hermanos Maristas renocieron que no actuaron ante las denuncias de abusos sexuales por parte de los religiosos a menores de edad.
En entrevista con el diario español El Periódico, los voceros de la congregación, Mariano Varona, Héctor Villena y Ernesto Reyes, admitieron que en el pasado se cometieron errores al punto que comentan que "resulta comprensible" que las víctimas sientan desconfianza "por cómo se hicieron al inicio" las cosas.
Varona explicó que un aspirante a marista le contó una denuncia de pederastia en contra de Armando Alegría en 1981. "No creí que se tratara de abusos sexuales, sino más bien de juegos eróticos y de fotografías de desnudos entre Armando y el muchacho".
"Lo que me contó a mí era como un secreto de confesión. No correspondía denunciar. De todos los formadores que escucharon otros casos ninguno presentó ninguna denuncia. Lo que correspondía era ayudar a la persona a enfrentar la situación", aseguró el vocero de los Maristas.
Junto con eso, el religioso reconoció que "tal vez sí hubo ocasiones en las que alguien pidió ayuda y no se le socorrió"
Los casos de Abel Pérez
El religioso español y profesor de matemáticas, Abel Pérez Ruiz, mantiene más de una veintena de denuncias en su contra por abuso sexual a menores. Fue alejado de la docencia y ahora vive en la Casa Provincial junto a Jesús Castañeda, Adolfo Fuentes y Armando Alegría, según detalla el medio español.
Sobre el caso de Pérez, Varona es enfático en asegurar que nunca vieron nada. "Y si alguien lo vio y avisó al director, él nunca lo transparentó. Cosa que solía ser costumbre".
"Me consta que esa persona (Abel Pérez) ha declarado que cuando él era niño en su pueblo había juegos entre los compañeros de connotación sexual", señala Varona. "Manoseos... masturbaciones... juegos en esa línea. Y él lo ha contado no como una explicación de todo esto... pero sí para decir que había un 'antes' de todo esto".
Sobre por qué los religiosos actuaron de esa forma, Varona aseguró que "la explicación es sencilla y es válida para la mayor parte de los casos que han pasado en todo el mundo. En todo el proceso de formación de los maristas casi nunca nos hablaban de sexualidad".
"Nuestra formación en muchos aspectos fue muy buena: buenas clases, mucho deporte, un ambiente muy positivo... en el que nos sentíamos felices. Pero sobre sexualidad, de acompañamiento en el proceso que vive el adolescente, no hubo nada. Ahí se quedó un vacío. Una carencia muy grande, que después tiene repercusiones en algunas personas. Afortunadamente no con todas. Pero sí con algunas", recalcó.