Investigadores de la Universidad de Chile descubrieron que los cambios en la ciudad se reflejan en la fisonomía de las palomas que se encuentran en la Región Metropolitana.
Isaac Peña, doctor en Ecología y Biología Evolutiva, explicó que "la paloma tiene un plumaje ancestral, previo a su domesticación. Todos los colores que observamos en las ciudades podrían ser el resultado de múltiples mutaciones en los genes responsables de la pigmentación de las plumas. Pero, además, esta variación en la coloración está asociada a diversos factores antrópicos, como la presencia de contaminantes, el impacto del aumento de las temperaturas urbanas (incluyendo las islas de calor), y la heterogeneidad del paisaje urbano".
A través de censos de esta ave en todo Santiago, el equipo analizó la distribución de las coloraciones de poblaciones de palomas, identificando que estas varían en función de las condiciones ambientales. Además, en determinadas localidades se realizó la toma de muestras de sangre, plumas y piel.
Con esa información, los equipos identificaron características de las aves que se ven afectadas por las condiciones ambientales impuestas por Santiago. Entre estas se encuentran la presencia de metales traza, variaciones en rasgos del sistema inmunológico, cambios en la actividad mitocondrial, diferencias en la actividad antioxidante y la expresión diferencial de genes clave relacionados con la coloración y la respuesta a golpes de calor, entre otros.
Una de las variables estudiadas sobre cómo impactan las condiciones ambientales de la ciudad en las palomas y sus cuerpos son las denominadas "islas de calor urbanas", gracias a las cuales es posible apreciar la influencia de los extremos térmicos que posee el territorio, los cuales impactan las características inmunológicas y la respuesta celular a las altas temperaturas.
"La ciudad ofrece extremos, y no solo hablamos de lo económico. Hay puntos que tienen temperaturas superficiales del suelo y del aire, tres o cuatro grados más que el entorno rural o suburbano (...) Por ejemplo, en zonas del límite de Cerrillos con Maipú hay una isla de calor que puede alcanzar 38 grados de temperatura fácilmente en verano por la poca vegetación y el reemplazo de la superficie del suelo con asfalto o techumbre, promoviendo la absorción del calor y luego su liberación. En cambio, existen otras zonas que son más frías, como el entorno a la Plaza Elvira Matte en Puente Alto", detalló el experto.
Color del plumaje
Otro de los puntos importantes del estudio son los cambios en el color del plumaje, considerando que al menos 40 por ciento de las palomas en Santiago eran blancas en imágenes de la primera mitad del siglo XX, situación que no corresponde con la actualidad.
"Las palomas blancas no toleran la contaminación ambiental de la misma forma que las palomas negras o más melánicas. Las que son más oscuras logran llevar los metales como el plomo, cobre o zinc hacia las plumas y almacenarlo en ellas", precisó Peña.
Para el investigador, "las zonas que poseen mayor urbanización como Santiago Centro, presentan mayor proporción de aves oscuras y no solo son más oscuras, sino que presentan una mayor expresión de genes relacionadas con la coloración".