Una investigación asegura que el estatus que genera ganar el galardón alarga la vida en 1,4 años más que quienes sólo son nominados.
Ganar un premio Nobel no sólo mejora el currículum de los afortunados sino que, además, les alarga la vida, según revela este martes un estudio sobre el impacto de la posición social en el bienestar y la longevidad de las personas.
La investigación, elaborada por académicos de la Universidad de Warwick, comprobó que un grupo de científicos premiados con el Nobel vivió casi 1,5 años más que otros colegas que simplemente habían sido nominados.
Los académicos analizaron los datos biográficos de un total de 524 físicos y químicos entre 1901 y 1950, de los que 135 habían ganado el Nobel, mientras que el resto habían sido sólo nominados.
Tras el estudio, descubrieron que los que habían recibido el premio habían vivido una media de 77,2 años, 1,4 años más que los nominados, quienes vivieron una media de 75,8 años.
Cuando la investigación, titulada "Mortalidad e inmortalidad", comparó a los premiados y nominados de un mismo país, la diferencia en longevidad aumentó en casi dos tercios de año.
"El estatus funciona como una especie de magia que da salud", comentó el profesor Andrew Oswald, uno de los autores del estudio.
"Hechas las correcciones estadísticas, subirse al estrado en Estocolmo aparentemente añade casi dos años a las expectativas de vida de un científico. Cómo lo consigue el estatus, no lo sabemos", añadió.
Los investigadores comprobaron que la cantidad de dinero ganado por los premiados no incidía en su longevidad, lo que indica que es meramente el estatus social adquirido lo que les alarga la vida.
Tampoco influía el número de nominaciones que cada persona había recibido, "lo único que cuenta es ganar el Nobel", apuntó Oswald. (EFE)
