Con cerca de 60.000 fallecidos, una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo y uno de los encierros más duros y prolongados, que se extendió casi dos años y dejó un profundo impacto en la economía y en la salud mental de la población, las huellas de la pandemia siguen "doliendo" en Chile cinco años después.
El martes 3 de marzo de 2020, el entonces ministro de Salud de Sebastián Piñera, Jaime Mañalich, confirmó el primer caso de infección por SARS-CoV-2 en el país: un hombre de 33 años que había regresado desde Singapur ingresó al Hospital de Talca, inaugurando una primera ola de contagios que, junto a la fuerte propagación del virus vivida a principios de 2021, serían las más mortíferas.
"Fue una experiencia muy estremecedora, muy dolorosa y muy difícil, pensando por ejemplo en la imposibilidad de despedir a nuestros fallecidos", dijo a EFE la presidenta del Colegio Médico, doctora Ana María Arriagada.
A la "ferocidad" del coronavirus, no obstante, se contrapuso la tenacidad y entrega de los equipos sanitarios chilenos, un despliegue institucional inédito y una capacidad de gestión que le permitió al país situarse como un ejemplo internacional de vacunación temprana.
"Chile fue uno de los países que tuvo una campaña de vacunación más exitosa por el trabajo del Presidente Piñera. Sin embargo, cuando uno mira el panorama regional daba mucha pena, un poco de consternación y de culpa", señaló Arriagada.
Sin embargo, la aplaudida campaña de inmunización en Chile desnudó grandes contradicciones a nivel social: "Es importante señalar que en esas cifras de mortalidad se evidencia una profunda desigualdad. Aquí murieron más personas en las comunas más pobres y desvalidas, además de graficar cómo nos impactó mucho el tema de la obesidad", subrayó la doctora.
Golpe a la economía
Al igual que en el resto del planeta, la economía chilena se estremeció por el golpe que el covid-19 asestó a la producción, las cadenas de transporte y el comercio en todos sus niveles, un shock que derivó en la contracción del 6% del producto interno bruto (PIB) en 2020.
Pero a diferencia de otros países de la región, explicó a EFE el economista y académico de la Universidad Central Francisco Castañeda, la "regla fiscal contracíclica" que se emplea en Chile permitió "una serie de alivios tributarios, subsidios directos, postergamientos de créditos y la entrega de créditos directos desde el Estado".
Si bien Chile se recuperó más rápido de lo esperado tras la pandemia, con un aumento histórico del PIB del 11,7% en 2021, en 2022 comenzó a ralentizarse y cerró con un crecimiento del 2,4%.
"Está cerca, pero el país aún no recupera los niveles de empleo previos a la pandemia, por múltiples razones. Las empresas se volvieron más eficientes al bajar sus costos, pero eso llevó a que el mercado laboral no se muestre tan activo, con un nuevo sueldo mínimo mayor al anterior que también genera de alguna manera rigidez en los contratos", apuntó Castañeda.
En general, argumentó el especialista, el escenario "ha venido de menos a más, pero aún está en una situación bastante débil".
Impacto en la salud mental
La directora de la Clínica Psicológica de la Universidad Diego Portales, Cecilia Besser, dijo a EFE que la pandemia "cambió la forma de relacionarse porque cambió nuestros espacios sociales, uno de los elementos más importantes para la protección de la salud mental pues ahí se regulan nuestras emociones".
"Hoy lo que tenemos es que sobre todo niños, niñas y adolescentes no saben relacionarse bien ni en el ámbito presencial ni virtual, además de problemas de autoestima que llevan a los dos síntomas más importantes que vemos a partir de la pandemia: estrés y depresión y ansiedad", describió la experta.
En definitiva, agregó Besser, la pandemia "profundizó" una crisis ya existente en la salud mental chilena, vinculada principalmente a la falta de acceso a la atención y tratamientos.
"No hay condiciones para hacerse cargo de estas consecuencias, pero hay un esfuerzo estatal de poder ampliar el acceso a la salud mental; sin embargo, la demanda sigue creciendo y hay muchas personas que siguen sin atención, tanto porque a nivel privado es carísimo y en el sistema público la demanda es tan alta que no se logra la cobertura requerida", apuntó.
Retrasos en la lecto-escritura de los estudiantes más pequeños, problemas identitarios en adolescentes que han visto truncados sus espacios relaciones y cambios en la cultura laboral por la llegada del teletrabajo se sitúan entre los principales desafíos pendientes mientras los chilenos aún aquilatan el impacto del covid en sus vidas.