Un reciente estudio reveló que las altas temperaturas pueden afectar negativamente al bienestar emocional de las personas y causar mayor irritabilidad, cansancio, mal humor e incluso apatía.
La investigación, publicada en la revista One Earth, postula que el calor "no solo amenaza la saludad física o la productividad económica, sino que también afecta el estado de ánimo de las personas, a diario, en todo el mundo", explicó Siqi Zheng, uno de los autores de esta.
En base a ella, el médico cirujano especialista en neurología y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Pedro Chaná, abordó los resultados y señaló que "hay bastante evidencia, y de buena calidad, sobre que el calor ambiental tiene efectos significativos en la salud mental y el estado de ánimo".
En conversación con Diario Usach, el experto planteó que "en este último tiempo el aumento de la temperatura se ha asociado con un incremento de los síntomas de ansiedad, irritabilidad y un empeoramiento del bienestar emocional".
"Hay poblaciones que tienen mayor vulnerabilidad, especialmente aquellas que están previamente afectadas por problemas de salud mental", advirtió.
Chaná identificó algunos factores que podrían influir en los cambios de ánimo: "Uno de ellos es el nivel socioeconómico, como por ejemplo la vivienda. Otro punto es la edad avanzada, problemas de salud y la capacidad a la adaptación al calor que tiene las personas".
En esa línea, recordó que un estudio de los años 80 reveló que mientras más alta es la temperatura, más probable es que los conductores toquen la bocina.
"Con temperaturas elevadas, entre 26 y 30 grados, se demuestra que aparece una percepción de incomodidad térmica, donde pueden aparecer molestias físicas, como irritación de las mucosas, dolor de cabeza, dificultad para pensar con claridad o concentrarse", explicó.
Por otro lado, también puede tener un efecto adverso en el ambiente laboral. "Se repercute con una disminución del rendimiento laboral y un aumento de la fatiga y el malestar. Además, en lo social se ha relacionado estos ambientes con conductas disruptivas en el ambiente laboral, especialmente con temperaturas superiores a los treinta grados", señaló.
Chaná precisó que se habla de "estrés térmico" para describir este fenómeno, porque "en diferentes niveles, por ejemplo, en el sistema endocrino, inmunológico y metabólico. Por ejemplo, calores superiores a los cuarenta grados elevan el cortisol, activan el eje hipotálamo (que se refiere a la compleja red de comunicación neuroendocrina que conecta el hipotálamo con la hipófisis, también conocida como glándula pituitaria, y otros órganos), el sistema simpático (parte del sistema nervioso autónomo que se activa en respuesta al estrés o al peligro), entre otras cosas".