Atila y sus hordas en Chile

Atila, el “azote de Dios” y sus hordas (“jóvenes idealistas” y lumpen) incendiaron, destruyeron y robaron una serie de casas, una escuela, una iglesia, un hotel, bicicletas, autos, buses; atacaron a la población indefensa y se enfrentaron con éxito a la fuerza pública, paralizando e inmovilizando a nuestra capital y a vastas zonas de la Araucanía, como consecuencia de la lamentable muerte del joven comunero mapuche, Camilo Catrillanca. 

¿Cómo es posible que esto ocurra en pleno siglo XXI? 

En primer lugar, a diferencia de las tropas romanas en 452 D.C, nuestros carabineros no pueden utilizar sus medios disuasivos.

En la práctica, solo disponen de sus armas de fuego, pero nuestros hunos nacionales saben que no las pueden usar porque sus derechos humanos (patrocinados por el Instituto Nacional de Derechos Humanos y entidades afines) prevalecen por sobre los de carabineros y de la población en general.  

Tomando en cuenta esta realidad, sería aconsejable dotar a Carabineros de diversos elementos disuasivos usados en todos los países desarrollados (gas pimientas, pistolas taser y cámaras personales, una mayor cantidad de drones, entre otros medios), utilizados en naciones como Francia, Canadá y Estados Unidos

Pero quizá lo más importante, es imitar el empoderamiento que tienen las policías en esos países, como defensores de la población civil.

Agredir a un policía en los países que he mencionado es algo gravísimo, que acarrea penas draconianas y que trae aparejado el riesgo de muerte o heridas graves al intentarlo. Los policías tienen el derecho a defenderse, sin temer consecuencias y eso es algo que los eventuales agresores tienen claro. Incluso en Estados Unidos disponen de sindicatos.

De la misma manera, cualquier ilegalidad o irregularidad de esos mismos policías, es severamente condenada por las autoridades y la opinión pública, ya que ellos tienen el patrimonio legal de la fuerza.

Finalmente ¿Qué opina verdaderamente la ciudadanía cuándo se le pregunta sobre la seguridad pública y el control de la violencia ciudadana? Bien claro, más de un 80% de los encuestados está dispuesto a tolerar restricciones en sus libertades personales con tal de que se les garantice orden y seguridad pública a las personas y sus familias.

Cuando algunos políticos afirman, livianamente, “los chilenos piensan que...”, deberían hacerse cargo de esta realidad. 

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