Bombo Fica y la modernización de la Cancillería

El Proyecto de Ley de Modernización de la Cancillería, adolece de desprolijidades jurídicas y parece destinado a resolver problemas particulares de grupos de interés.

La "guinda de la torta" sería el Titulo X Otras Normas, en sus artículos 77 y 78. Estos artículos permiten que ex-funcionarios del Servicio Exterior, que lo hayan sido entre los años 1972 y 1974, puedan postular a cargos de Tercera y Cuarta Categoría Exterior (Consejero y Primer Secretario), en conformidad al artículo 1 de la ley N 19.115.

Primera pregunta, ¿qué propósito tienen estas disposiciones?

Por definición, las leyes son normas generales, obligatorias y que deben propender al bien común de la sociedad. Sin embargo, en este caso, todo indica que se buscaría favorecer a determinadas personas, con nombre y apellidos, proporcionándoles una cobertura como funcionarios públicos, pese a haber estado fuera del Estado por más de cuarenta años y, eventualmente, una jubilación similar a lo ocurrido en reparticiones como Gendarmería.

¿Quiénes son? Cómo se llaman estos “diplomáticos" que serían reincorporados por medio de este Proyecto de Ley.

El estancamiento o fosilización de la carrera funcionaria en el Ministerio de Relaciones Exteriores es una tragedia visible y cotidiana, por lo cual esta novedosa iniciativa no es un tema menor. De acogerse los referidos artículos, podría venir "el diluvio", parafraseando al Rey francés Luis XV.

En efecto, ¿cómo entender que al mismo tiempo que se limita el ejercicio diplomático a los funcionarios de carrera a partir de una edad, se admita que ingresen al Cuerpo Diplomático personas que exceden dicha edad? ¿No se trata, una vez más, de un caso de “amiguismo”?

Contrasta esta preocupación personal con la indiferencia de las autoridades ante situaciones de discriminación que afectan al conjunto de servidores públicos de la Cancillería.

La omisión de un artículo que derogue la prohibición que impide a los hijos/as de los funcionarios del Servicio Exterior ingresar a la carrera diplomática, como también, la no incorporación de una norma que obligue al Estado el pago de las asignaciones familiares correspondientes al cónyuge de la mujer funcionaria, ante todo evento, son olvidos insoslayables.

Igualmente, dadas las restricciones presupuestarias que han aquejado a la Cancillería, resulta sorprendente constatar la iniciativa gubernamental de aumentar de 33 a 48 el número de Agregados a contrata (de designación política), cuando dicha actividad podría ser realizada por diplomáticos o profesionales de esa repartición pública. 

Deseo ser claro, la reforma a la Cancillería es una necesidad imperiosa, pero para ello, lo mínimo que se requiere es que se consulte a los funcionarios su opinión sobre la misma, porque serán ellos quienes llevan a la práctica  la política exterior de Chile.

Por todo lo anterior, me gustaría consultar al humorista "Bombo Fica" su opinión sobre este Proyecto de Ley de modernización de la Cancillería. Su clarividencia sería un antecedente valioso en esta vorágine legislativa.

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