Clases y movilización (II parte)

No me pude evadir. Hoy me levanté más temprano que de costumbre con el propósito de evitarla y salvarme de sus preguntas. Pero estaba sentadita en la mesa de la cocina esperándome.

Hola abuela. ¿Tan temprano despierta?

Bueno, tú sabes que a los viejos nos cuesta dormir. Respiró profundo y dijo: aquí estoy para que me des las razones por las que los estudiantes universitarios deben regresar a clases.

Pensé unos segundos y concluí que tenía una gran oportunidad de partir a una hora razonable a mi oficina: su pregunta se circunscribía a los universitarios.

Querida abuela: no gastaré tiempo en referirme al problema de la educación en Chile (creo que ella sabe más que yo al respecto). Todos los actores sociales están de acuerdo que es grave e hipoteca el futuro del país. Tampoco al hecho que han sido los estudiantes los que han logrado que la ciudadanía tome conciencia de esto (hoy día no hay chileno(a) medianamente informado que no maneje las claves principales del tema en discusión). Por tales razones iré de lleno al fondo.

Un minuto me dijo: ¡que la educación en Chile no es equitativa y es mala no es novedad!

¿Tú crees que fue este movimiento el que ha hecho que la ciudadanía tome conciencia de esta situación?; ¿no le estarás atribuyendo un merito que no tienen?

Podemos discutir sobre el punto. Es cierto que esto ha sido levantado por varios movimientos estudiantiles anteriores, mas también lo es que hasta ahora la ciudadanía no había discutido el tema con la profundidad y amplitud, y por último, y lo más importante, este movimiento ha logrado que todos los chilenos concuerden que este problema debemos solucionarlo.

Sí me dijo. Pero no hay acuerdo en la solución.

Abuela, vamos por partes: déjame contextualizar.

Los estudiantes universitarios de las instituciones pertenecientes al Consejo de Rectores (25 universidades), han iniciado hace ya más de 6 meses, una movilización tendiente a poner en evidencia (y, por cierto, buscar solución) a los problemas de la educación universitaria.

En este proceso ha quedado claro que los problemas en cuestión tienen su origen en las bases del sistema y afectan, desde el punto de vista de la calidad, costo, lucro, acceso y otros temas importantes, a la educación básica, media y pre escolar.

En resumen, en el proceso ha quedado al desnudo que nuestro “sistema educacional” es muy deficiente, inequitativo y de poca calidad.

Los estudiantes, en su proceso reflexivo, han planteado también que esto es así porque el sistema político que tiene nuestro país es inadecuado y, más específicamente, porque las estructuras políticas con que contamos no dan cuenta de los intereses mayoritarios de la ciudadanía (nuevamente las encuestas parecen dar la razón a nuestros estudiantes).

En la revisión que ellos han realizado de la estructura legal que da sustento a la existencia de las universidades, han descubierto que la ley define que estas son “organizaciones sin fines de lucro” y de paso, por cierto, que esta ley, mediante diferentes trucos (ardides), no se cumple. De las 65 universidades, muchas lucran a vista y paciencia de la autoridad (de este gobierno y también de los anteriores).

El análisis de una serie de datos e indicadores, ha llevado a los estudiantes a concluir que los estándares mínimos de calidad tampoco se cumplen y, peor aún, que no existen organismos que velen por su cumplimiento (y los que deberían hacerlo están en tela de juicio).

¡Un momentito! me dijo. Has tocado el tema de la calidad. Aquí, desde mi punto de vista, existen varios involucrados y responsables: no te molestaré con el tema de los recursos a los sectores más vulnerables, pero no dejaré pasar el tema de la calidad de los profesores.

¿Te parece adecuado que el señor presidente de los profesores esté a la cabeza de las protestas por la calidad y el lucro, y a la vuelta de la esquina dirija las voces de quienes se niegan a ser evaluados?

Abuela. ¡Compórtate! Déjame continuar.

Yo creo que la participación del presidente del colegio de profesores le resta al menos unos 10 puntos de popularidad y aceptación al movimiento de los estudiantes. Pero para que avancemos, te pido que lo aislemos del análisis.

Y continué diciendo.

Este panorama es el que ha llevado a los estudiantes a generar un movimiento de gran envergadura y popularidad, que solicita una reforma profunda al sistema educativo del país.

Mi abuela estaba muy atenta a lo que le decía, así que continué:

En los inicios de este movimiento, algunos rectores de las universidades del Cruch (Consejo de Rectores Universidades Chilenas), marcharon, equivocadamente a mi juicio, por la Alameda junto a sus alumnos. La mayoría de los académicos, si bien no marcharon, sentían simpatía por el movimiento.

Nadie, a esas alturas del año, sospechaba que podía durar tanto tiempo, ni menos que podía poner en riesgo la estabilidad y el futuro de las universidades tradicionales.

Me miró y me dijo: ¿por qué crees que era equivocado que los rectores marcharan con sus estudiantes?

Abuela, me parece a mí que los rectores que marcharon no estaban en el conflicto como lo estaban los estudiantes. Mucho me parece que fueron algo nostálgicos en esta decisión, marchando cual si fueran jóvenes dirigentes universitarios y no en su rol de quienes deben dirigir las instituciones que los forman.

Aquí ella no se pudo resistir más, y me dijo: “bueno, si hasta ahora no han logrado nada, entonces tienen que mantener la huelga hasta las últimas consecuencias. No es posible volver a clases mientras no exista una solución total y radical a este problema tan grave”.

Abuela, déjame seguir con mi argumento del por qué los alumnos deben volver a clases.

El movimiento estudiantil universitario se hizo fuerte en las 25 universidades tradicionales, las 9 privadas (las 5 Católicas más las de Santiago, Austral de Chile, Concepción y Federico Santa María) y las 16 públicas (derivadas de la Universidad de Chile y de la Técnica del Estado, hoy Usach).

Durante meses estas universidades han tenido diferentes niveles de paralización.

Desde tomas de los locales universitarios, hasta simples huelgas.

Nuevamente mi abuela quiso hacer su comentario. “Bueno, gracias a esto es que el tema está en el punto en que estamos, si estos niños no se movilizan nadie se preocuparía de este problema”. Luego, frente a mi descuido de permitir que haga comentarios, agregó una pregunta no menor. Dime, ¿qué pasa con los estudiantes de las 40 universidades que no son del Consejo de Rectores?

Traté de contestar rapidito y seguir mi análisis: abuela, ellos en general no han paralizado.

¿Y por qué no han paralizado?, ¿ellos no tienen problemas?

Abuela, ellos también tienen problemas y más aún, hasta ahora son los más beneficiados con los pocos anuncios que ha insinuado el gobierno.

Pero dime, ¿cuál es tu tesis del por qué no han paralizado?

Abuela, no lo sé. Imagino que es falta de organización de sus estudiantes. No puedo darte una explicación adecuada. Pero volvamos a lo nuestro, al tema de regresar a clases.

En síntesis: los estudiantes han logrado que la ciudadanía entera esté de acuerdo en que existe un problema y hay que solucionarlo. Las universidades del Consejo de Rectores, en su mayoría, llevan 6 meses de paro. Las propuestas del gobierno son muy poco claras y debemos agregar que algunas acciones de grupos aislados, como los que irrumpieron en el Senado o en la Municipalidad de Santiago, empiezan a socavar la popularidad del movimiento estudiantil (la última encuesta de Adimark indica una notable baja; claro está, para ser justos, que aún muy por sobre la aceptación del gobierno, y mucho más que la Concertación o la Alianza).

El gobierno, por su parte, ayuda al conflicto con su determinación de no aportar a las universidades tradicionales que están en paro, los recursos que habitualmente entrega, argumentando que la ley no lo permite.Tampoco entrega los montos asociados a créditos, becas y otros recursos asociados a los aranceles. Así las cosas, algunas Universidades del Cruch están en una situación económica crítica y con poca capacidad de maniobra (no son sujetos de crédito por el sistema financiero).

El único ruido que se escucha en el ambiente es el de “frotarse las palmas” de quienes dirigen o son propietarios de las universidades privadas,-ésas que por ley no pueden lucrar.

La peregrina tesis que he escuchado a algunos estudiantes, que indican que el desestabilizar el sistema logrando que las universidades lleguen a la insolvencia total (llegando incluso a incumplir sus obligaciones laborales y comerciales) es bueno porque esto ayudará a la solución del conflicto es obviamente peligrosa, y a mí entender errada.

Me volvió a interrumpir: ¿pero por qué es errada? Si todas las Universidades se quedan sin recursos y los 100.000 empleados (y sus respectivas familias) ligados a las universidades del Cruch no reciben sus sueldos, el problema escala a un nivel inmanejable. Esto obligaría a una solución inmediata.

Abuela. Me temo que el tema no es tan fácil de describir. Fíjate que aprovechando la situación, algunas universidades privadas han inaugurado semestres de “primavera” con el propósito de seducir a alumnos que en condiciones normales están lejos de su alcance. ¿Tú sabes abuela que los alumnos con los mejores puntajes van a las universidades tradicionales?

Querido nieto, he escuchado eso varias veces. ¿Tienes algún dato al respecto?

Bueno, el sistema entrega una cantidad de dinero asociada a los mejores 27.500 puntajes de la PSU. Estos dineros se entregan a todas las universidades (públicas, privadas, tradicionales o no tradicionales que son elegidas por estos alumnos).

Estos dineros se conocen como el AFI (Aporte Fiscal Indirecto). De los 27.500 alumnos con los mejores puntajes, la inmensa mayoría ingresa a las Universidades del Cruch, y esto queda reflejado en el reparto de estos dineros.

Le mostré la tabla del 2011 que indica que las tres universidades con mayor AFI son la de Chile, la Católica de Chile y la Federico Santa María, y que las cinco primeras universidades en este fondo son tradicionales y reciben más del 60% de estos dineros correspondientes a los alumnos con los mejores puntajes de la PSU. La primera no tradicional es la Universidad Adolfo Ibáñez que obtuvo el 3,66%.

Bueno abuela, si te fijas, el debilitamiento que se está produciendo de las universidades tradicionales, y más aún de las públicas, va en beneficio directo de las privadas, la mayoría de las cuales tienen “públicos fines de lucro”, utilizando sociedades espejo y variados mecanismos para retirar las utilidades.

Se agitó un poco y preguntó: ¿me estás diciendo que esta huelga esta produciendo un fortalecimiento de la educación privada?

Abuela, desafortunadamente así es. La negativa permanente del gobierno a discutir el fondo del problema y a su obsesión por “derrotar” a los estudiantes, está llevando a un resultado no deseado por quienes promueven el paro y las tomas (al menos eso espero yo, que sea indeseado), y esto es que se fortalezcan las universidades no “tradicionales” y también al beneficio de los colegios particulares y particulares subvencionados.

El próximo año, es casi un hecho que la demanda por carreras de las universidades tradicionales tendrá una caída y también disminuirá el interés por estudiar en los colegios municipales.

Quedó pensativa unos instantes y me preguntó: ¿Crees que esto el gobierno lo hace premeditadamente?

Abuela. A veces pienso que sí. Otras, a decir verdad la mayoría, pienso que se requiere una capacidad maquiavélica muy alta para estructurar y organizar algo así y, en esas ocasiones, mirando la capacidad del gobierno para enfrentar cualquier tipo de problema, creo que es sólo resultado del azar.

Entonces querido nieto: ¿tú crees que los estudiantes deben abandonar su movimiento y regresar a clases? ¿No te parece que estás pidiendo demasiado?

Abuela, no me mal interpretes: yo pido a los estudiantes que regresen a clases, depongan las tomas, cuiden sus aulas, dejen que sus universidades se recuperen, pero que por ningún motivo abandonen su movilización. Estoy seguro que, en el futuro (pensé por un instante decir “más temprano que tarde”, pero podía ser mal interpretado), el país entero les agradecerá el esfuerzo que han hecho y el que deberán seguir haciendo.

Pero dime una cosa: ¿crees posible continuar con el movimiento estudiantil y estar en clases?

Abuela. No tengo dudas de que esto es posible. Creo yo que la inmensa mayoría de los rectores y académicos de las universidades tradicionales comparten la visión de sus estudiantes respecto a la situación de la educación chilena.

Creo además que la popularidad del movimiento estudiantil, si demuestra la madurez suficiente para retornar a las actividades académicas, volverá a niveles de aceptación o popularidad como los que tuvo y, que desafortunadamente para el país, nuestro gobierno mantendrá a duras penas su situación actual.

Mi abuela se puso de pie y muy emocionada, con voz fuerte dijo: “A salvar la educación pública. Volver a las aulas y mantener el movimiento para reivindicar los derechos a una educación de calidad al alcance de todos los chilenos. La educación es un bien público”.

No pude dejar pasar la oportunidad: mal que mal soy su nieto más cercano (y me gustaría ser parecido a ella); sonreí y aproveché de preguntarle: abuela,”al alcance de todos los chilenos” ¿significa gratis?

Miró su reloj y me dijo: estoy algo retrasada. Lo conversamos uno de estos días.

Y sin más, se fue.

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