El 28 de julio

Mariano Ruiz-Esquide
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Una vez más los demócratas cristianos celebraremos el aniversario de nuestro Partido.

Una vez más renovaremos nuestro compromiso con su historia, su presente y su futuro.

Una vez más debemos reiterar que nuestra pertenencia no es sólo electoral sino vital porque afecta a cada minuto de nuestra existencia.

Hoy además, tenemos el triste recuerdo de Wilna Saavedra que nos dejó ayer. Su recuerdo de trabajo, fidelidad y camaradería nos alivia en su ausencia de una vida, entregada a la Falange Nacional y a la Democracia Cristiana. Ella fue no sólo una referente de nuestro Partido sino también de todas las mujeres chilenas y como pocas encarnó ese viejo cántico nuestro de “…chilena tú eres mujer, chilena tú eres bandera…”

¿Cual es entonces nuestro desafío hoy?

Creo honestamente que podemos resumirlo en cinco puntos que abarcan desde nuestra conducta personal hasta nuestra visión de futuro en lo que es la esencia de nuestro pensamiento social, cultural, económico y político.

1. La esencia de nuestro trabajo como partido político humanista cristiano es antes que nada y primero que todo, nuestras propias y personales conductas éticas y políticas. Para un demócrata cristiano no hay dos conductas que busquemos armonizar, la pública y la privada, sino una sola: Debemos hablar como vivimos y vivir como pensamos.

La mayoría de nuestros problemas internos y externos en la vida de hoy es la desarmonía entre estos conceptos y con demasiada frecuencia se nos enrostra que nacimos para cambiar el mundo y más pareciera que el mundo nos cambió a nosotros.

Con demasiada frecuencia se nos enrostra también que las conductas de nuestros militantes no siempre se ajustan a la ética que no es lo mismo que la legalidad.

Por eso es que agradezco que la Mesa del Partido haya acogido mi reiterada petición para que exista no sólo el Tribunal de Disciplina sino también el Tribunal de Ética.

La vieja historia de nuestro Partido tiene como sello permanente esta concepción de entender la acción política como un compromiso con nuestro país a la que se entra para servir y no solo para militar o recibir ventajas comparativas. Creo con franqueza que este es un punto relevante en las situaciones difíciles que hemos vivido en los últimos años, incluida nuestra disminución de la adhesión pública.

Mi llamado es entonces a que recojamos esta experiencia y la transformemos en un pilar de nuestra tarea y la apliquemos al trabajo interno y también en las relaciones con los demás partidos.

2. Junto a lo anterior es esencial que tengamos claras las ideas sobre las que debemos trabajar en el futuro. El mundo actual y la sociedad chilena específicamente están corroídas hoy por el relativismo moral y también por el relativismo ideológico creyéndose que los partidos políticos ya nada tienen que decir.

Debemos reiterar que somos un partido humanista cristiano, de vanguardia y de avanzada social, de compromiso con los más pobres y de los sectores medios y no fuimos, no somos ni seremos jamás el bolsón de oxígeno del capitalismo salvaje, que hoy nos ordena económicamente y ni mucho menos cómplices de los agravios a la ética y la moral que el trae como consecuencias inevitables.

Nuestro compromiso es con la plena libertad y el acatamiento de los derechos humanos sin reservas y sólo limitados por el Bien Común. Nuestro planteamiento doctrinal e ideológico es de una democracia no sólo representativa sino participativa y económicamente justa.

Somos un Partido que queremos un orden económico social que garantice un Estado eficiente para defender los derechos de los más afectados en cualquier área que se planteen los problemas y una Sociedad que se ordene bajo los criterios de participación y democratización de la riqueza para terminar con la inequidad y desigualdad que hoy tenemos en Chile.

Nuestra política es crear un modelo de empresa que permita la participación real de los trabajadores en la producción y utilidades de ella y un movimiento sindical fuerte y organizado para lograr el contrapeso de la presencia de grandes conglomerados empresariales y de un sistema financiero prácticamente sin control.

Creemos en el comunitarismo como forma de organizar la vida ciudadana y un esfuerzo adicional para los sectores campesinos al momento de definir el desarrollo nacional. Somos partidarios de una salud y una educación de plena igualdad en el acceso y su implementación como los bienes básicos de las personas de menos recursos.

Nuestra concepción de la libertad de enseñanza no se opone a la obligación que le entregamos al Estado para cumplir su rol preferente con ambas esferas de la actividad nacional.

3. Políticamente hemos definido nuestra pertenencia a la Concertación de Partidos por la Democracia que fue capaz de derrotar a la dictadura y de configurar un espacio político por 20 años llenos de realizaciones pero también de carencias que es nuestro desafío para los próximos años el corregirlas.

Por ello, a la luz de lo que aún no hemos construido y de los problemas nuevos que aparecerán en los próximos decenios, es que esta Concertación deber ser la primera base para ampliar nuestra coalición a otros sectores que piensen de similar manera o que tengan una visión progresista y que abra espacios en el mundo de los trabajadores, de los jóvenes y los pequeños empresarios con la obligación de profundizar el programa una vez que volvamos al poder es nuestra vieja concepción, siempre renovada, de la alianza político social del pueblo.

Con la misma fuerza con que ratificamos esta visión progresista, que no se debe confundir con un partido simplemente de centro que no es de aquí ni es de allá, es que debe transformarse en una gran esperanza para los jóvenes que hoy nos están diciendo categóricamente que hay que abrirse a un nuevo futuro.

Para ser consecuentes con lo anterior hemos definido en nuestro Quinto Congreso y en las conductas de nuestras directivas después de su realización que el pueblo nos ha puesto en la oposición, lo que debe quedar claro a todos los chilenos porque el actual gobierno no representa ni nuestra doctrina, ni nuestra ideología ni nuestro programa, lo que no obsta para la obligación que tenemos como partido responsable, de buscar los acuerdos necesarios en los temas específicos.

3. Los desafíos futuros en el plano estrictamente político son, a mi juicio, la reestructuración interna del Partido que permita garantizar la participación de los militantes a través de derechos y deberes claramente expresados en nuestros estatutos, lo que se puede concretar a través de la pre militancia, la formación previa, la meritocracia y la hoja de vida.

El segundo desafío fundamental que tenemos, son las elecciones municipales donde participa todo el mundo demócrata cristiano y donde debe expresamente prohibirse, porque por desgracia hoy ya está sucediendo, la extrapolación de candidaturas parlamentarias y presidenciales antes de las municipales y la intromisión de personas ajenas a la organización regional, provincial o comunal que ya empiezan un lobby interno pensando solamente en las aspiraciones futuras. Los ejemplos son desgraciadamente demasiados.

El tercer desafío es la elaboración del programa demócrata cristiano para la eventualidad de nuestro triunfo en el año 2013 y que sea llevado a la Concertación y a la oposición en conjunto para elaborar el mínimun común programático de la plataforma presidencial opositora.

Esta plataforma programática debe distinguir, a mi juicio lo que significa la campaña de ese año y también el programa del primer gobierno. Este programa debe ampliarse al quinquenio siguiente porque el desarrollo y crecimiento del país obliga a tener esta precaución y evitar algunos de las carencias que se produjeron en la Concertación.

4. Algunos de los temas que me parece debemos definir de manera categórica sobre los cuales no tenemos el acuerdo suficiente son educación, salud, matriz energética, política urbana, política agraria, reformas tributarias, participación social, política sindical, medio ambiente, ganancias excesivas y anatocismo, política bancaria y lucro y su aplicación en las distintas áreas de la economía nacional.

En este tema quiero ser muy franco para señalar mi disconformidad con las políticas adoptadas por la directiva actual creando comisiones asesoras de la presidencia y reemplazando el modelo de comisiones técnicas del Partido elegidas por su propio universo.

Ello ha minimizado la representatividad de las actuales comisiones y ha perdido su representatividad ante los sectores profesionales, de trabajadores u otras áreas del Partido.

Creo que no es la Presidencia del Partido la que requiere asesoría, es el Partido como institucionalidad el que debe recoger la participación del máximun de militantes en todo el país.

Pienso que ha sido hasta la fecha un gran error que le resta fuerzas para enfrentar a los demás partidos de la Concertación y hemos delegado la creatividad demócrata cristiana en instituciones para partidos cuyo financiamiento recela a los militantes.

Hay algunos temas de especial trascendencia en los que debemos definir de manera nítida nuestro pensamiento. Me refiero a nuestro cobre, que creo debe ser planteado en una nueva etapa de renacionalización, aunque se vea largo y difícil.

Hemos presentado un proyecto sobre la nacionalización del agua que será el gran debate de los próximos decenios y que hoy está en manos privadas quedando a merced de esos dueños el futuro de nuestra agricultura y nuestro abastecimiento.

Hemos señalado también que los recursos no cobre también requieren una opinión para definir la propiedad de nuestro subsuelo

Finalmente, quisiera transmitir un mensaje a todos mis camaradas de realismo y optimismo sin otro mérito que cumplir más de 50 años de militancia continuada. Me han honrado con la representación de los militantes desde la base social demócrata cristiana hasta el cargo que hoy me han otorgado junto con los independientes y partidos de la Concertación de mi región.

La suma de errores que no se pueden atribuir a tal o cual sector del Partido sino a todos nosotros, es un elemento menor si lo comparamos con el inmenso significado que la presencia de nuestro Partido tiene en la Política chilena desde hace 80 años. Sin embargo a pesar de esta tajante y clara autovaloración no podemos dejar de asumir, también, la clara voluntad de corregir nuestros errores.

Llegó la hora de no conformarnos con lo que hemos hecho bajo el estigma que “lo mejor es enemigo de lo bueno” y debemos aspirar siempre a la excelencia de nuestro trabajo, a la vocación épica de nuestra voluntad, a la integridad para que junto a las ideas claras y el corazón ardiente agreguemos inequívocamente la limpieza de nuestras manos.

El desafecto con que hoy se mira a la política chilena y a todos los partidos políticos, no debe ser sólo un análisis intelectual o electoral sino el remezón necesario para que desde nuestras más profundas raíces, miremos el futuro de la Democracia Cristiana como una aspiración que nazca desde nuestro ser más íntimo.

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