HidroAysén II

Sabía que me había metido en un problema al prometer a mi abuela contestar todas sus preguntas sobre HidroAysén; un problema que, si no enfrento con cuidado, me significará un alto costo en dinero y en kilógramos de peso.

Para iniciar el proceso de respuesta, invité a cenar a unos viejos conocidos de la Universidad. Todos ingenieros, expertos en electricidad, con postgrado en prestigiosas Universidades extranjeras, asesores de los que generan, transmiten, distribuyen y comercializan electricidad.

Les pedí que me enseñen sobre el tema y que no me “cuenten cuentos”. Aceptaron. Pidieron a cambio el mantener su identidad en reserva.

Me preparé adecuadamente. Buena comida, buen vino, ambiente temperado, pequeño y discreto block de apuntes.

Luego de la conversación de rutina, referida a lo contentos que estábamos de vernos, a nuestras familias, hijos, la inestabilidad del matrimonio, las esposas, al menos las que conocíamos antes de la “inestabilidad del matrimonio”, ya estábamos en condiciones de entrar al tema.

Les conté con más detalle mi desafío y les lancé la preguntita, ¿están a favor o en contra de HidroAysén?

Los tres me contestaron al unísono. ¡¡¡EN CONTRA!!!

Así, sin preámbulos, sin anestesia, sin presiones de ningún tipo. Verifiqué el nivel de sus respectivas copas (para contextualizar la respuesta), estaban casi llenas.

Pensé en seguir con la velada conversando de otros temas e ir donde mi abuela y darle una respuesta en línea con ésta, argumentando que ellos, mis más brillantes compañeros de universidad, opinaban que HidroAysén no debía construirse, y ellos son expertos.

Debo decir que mi abuela los conoce desde mi época de estudiante y les tiene gran consideración y estima.

Confieso que mi curiosidad fue más fuerte y unida a la necesidad de responder a todas las inquietudes que debía responder, me detuve. Además ya he programado almuerzos y cenas durante todos los días de esta semana, también durante el fin de semana y algunos días de la próxima con diversos “actores” que tienen algo que decir en este tema.

Así que pregunté ¿cuál es el motivo por el cual se oponen?

Bueno, contestó el primero, porque yo creo que es mejor hacer centrales nucleares que centrales hidroeléctricas. Yo quedé petrificado, los otros dos, aprovechando mi confusión, dijeron lo mismo que el primero. El tema, desde mi humilde propósito y punto de vista, había empeorado.

Pensé preguntar si vivían en otro planeta, si no habían visto lo que pasó en Japón, ¿cancelar la cena y pedirles un taxi?

Me resistí a seguir por ese camino y empecé con mi cuestionario preparado con gran esmero:

Primera Pregunta: ¿Chile necesita más energía eléctrica? (Las respuestas corresponden a un resumen de lo conversado y a lo que entendí de lo que dijeron. Está comprobado que un chileno medio entiende poco de lo que lee y, me imagino que menos aún de lo que escucha, pero ellos se negaron a que los grabara o filmara).

• Me dijeron que la electricidad es un servicio muy importante, es un insumo básico en los procesos de producción de bienes y muy requerido en los hogares.

• Me explicaron que del total de la energía eléctrica producida en Chile, un 40% se usa en consumo no industrial, es decir asociado a las personas (yo estaba convencido que el consumo industrial era mucho mayor).

• Plantearon que, efectivamente, del 40% no industrial hay un porcentaje de aproximadamente un tercio asociado directamente a hogares.

• Dijeron que en los países desarrollados el aumento de la generación eléctrica siempre ha estado en línea con el crecimiento, y uno de ellos agregó, que el consumo medio de un hogar de país desarrollado es mucho mayor que el de un país en desarrollo (me pareció obvio).

Uno de los comentarios que más me interesó fue el que el consumo eléctrico no industrial sólo puede subir. Esto, considerando que en la medida que un país se desarrolla, el equipamiento de hogar, el alumbrado público, etc., etc., requieren más energía que la disminución que puede obtenerse de mejoras tecnológicas (que en todo caso, siempre son caras).

Me informaron que organizaciones ecologistas opinan que el consumo eléctrico puede mantenerse sobre la base de principios como un mayor ahorro, una mejor eficiencia energética, y por último, un cambio en la forma de desarrollarse.

Ellos piensan que esto es posible en países desarrollados y no en los que están en proceso de transformarse en desarrollados. Pedirle a alguien que tiene aire acondicionado eléctrico, refrigerador, congelador de alimentos, lavaplatos eléctrico, frazada eléctrica, etc., etc., disminuya el consumo, es diferente a pedirle a una familia que dada su mejor condición económica está pensando comprar una lavadora eléctrica, que se abstenga para no consumir tanta energía. Contarle a quienes tienen sus calles poco iluminadas que debemos ahorrar en ese ítem es incomprensible.

Como ejemplo me pidieron la “cuenta de luz”. Nuestro consumo familiar del mes de abril, cobrado en mayo, era de 1049 KWH.

Me preguntaron si tenía calefacción eléctrica: les contesté que no. Empezaron a revisar qué producía el gasto (iluminación, refrigerador, congeladores, lavadora, motores para regar, motor de la piscina, calentador de agua, tostador de pan, microondas, televisores, equipo de música, computadores…) concluyeron que estaba correcto.

¡¡Bueno, tú podrías ahorrar electricidad!! fue lo que dijeron.

“Pero lo que estamos diciendo es que una familia que tiene un consumo de 100 KWH tiene una cantidad de equipamiento menor y está en proceso de aumentarlo. Pensarán en comprar un congelador, un refrigerador más grande, secadora de ropa, lavadora de platos. En el barrio presionarán por mejor alumbrado público. ¡¡¡En un país como Chile el consumo eléctrico no industrial crecerá en línea con el desarrollo y el aumento del PIB!!! Te lo damos firmado“.

Está bien, ¿pero qué pasará con el consumo eléctrico industrial?

También crecerá. Los países, en la medida que aumentan su producción industrial, requieren de más energía y específicamente más energía eléctrica. Me aclararon que, del total de energía consumida, la energía eléctrica es cada vez más significativa en relación al total.

¿Ustedes creen que es posible ahorrar energía eléctrica a nivel de empresas productivas?

Antes de contestar esta pregunta exigimos cenar. Tenemos hambre fue la respuesta.

Cambiamos los sillones por las sillas y los aperitivos por vino... tinto (mis amigos dicen que el tinto, en cualquiera de sus variedades, es el único que se puede beber).

Bueno, regresamos a mis preguntas:

Me dijeron que las empresas productivas tienen, en su matriz de costos, a la energía como un elemento importante y que pensar que no hacían esfuerzos en este ítem era subestimar a los empresarios.

Les pregunté por la gran minería del cobre; ninguno sabía con exactitud del tema, el más osado dijo que había escuchado que el consumo de energía estaba en torno al 30% del costo total de producción y que era evidente que era una preocupación de la “industria”.

Sobre el motivo por el que preferían una central nuclear a una hidroeléctrica, tema que fue tratado in extenso, evitaré referirme en este documento, es algo que requiere “digestión”.

A la hora del postre se analizaron las declaraciones de Hinzpeter (antes de la reunión del “comité evaluador”). Todos estuvimos de acuerdo que habían sido “desafortunadas” e innecesarias.

Respecto a la “situación” del gobierno frente a la aprobación, mayoritariamente se opinó que está en lo que vulgarmente se denomina un “zapato chino”. El pronóstico es que la popularidad bajará en los próximos dos meses a niveles históricos (35 al 40%).

La cena se extendió hasta algo más de media noche. Hoy todos teníamos que trabajar.

Antes de terminar la velada les pregunté si sus madres tuvieron derecho a pre y post natal , si los amamantaron y , en caso de haber sido así, durante cuantos meses...esta información me servirá para unos estudios que estoy desarrollando respecto a energías renovables.

También les entregué un cuestionario que les pedí me devuelvan por escrito (aceptaron, pero indicaron que me lo entregarán cuando los invite a un almuerzo). En el cuestionario les pregunté: ¿la energía eólica y/o la fotovoltaica son una solución al problema de generación eléctrica de Chile?’

Ninguno sabía si la ministra Benítez era la ex-miembro del Core Metropolitano que aparece en el informe de la Contraloría y todos concordamos que el computador en cuestión ya debe haber sido “restituido”. Tampoco conocían a los expertos de la región de Aysén que votaron a favor, menos aún al que se abstuvo.

A mis invitados de mañana les pediré me ilustren sobre el impacto ecológico de una central hidroeléctrica. Ya les cuento.

Al minuto de los bajativos recordé un almuerzo de verano, hace ya algunos años, el invitado llegó muy tarde, siempre recuerdo cuando mis invitados se tardan en llegar. Ignacio Ramonet, el director de Le Monde Diplomatique, dijo: “informarse es un proceso que requiere mucho esfuerzo y trabajo”. ¡¡¡Cuanta razón!!!

NOTAS:

1.- Mi abuela está impaciente. Hoy me ha insistido  que le diga qué opino. Ella intenta que la respuesta tenga dos aspectos; uno asociado a mi “sentimiento” y otro asociado a un análisis “razonado”; yo creo que mi opinión debe corresponder a un “sentimiento razonado”. Mal que mal, ella me enseñó que debía ser así.

2.- Mis amigos están cruzando apuestas respecto a mi opinión final. (Les he pedido que envíen sus pronósticos para así llevar una estadística).Hasta hoy a las 8.00 a.m. el 66,6% opina que estaré de acuerdo en su construcción.

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