Juventudes ausentes

La reciente elección ha dejado una serie de reflexiones que hemos visto durante las últimas semanas y que no necesariamente han dado el ancho en cuanto a la proyección de un país al futuro. 

La centro izquierda se ha desgastado en discusiones internas y búsqueda de culpabilidades sin rostro claro. Pareciera que todos aquellos que fueron parte de las decisiones claves del 2017 en materia política hoy han desaparecido y prefieren el silencio público.

En contra parte, la centro derecha no solo festeja alegre la victoria, sino que además mira de reojo la lista de posibles nombres para la elección de 4 años más junto a un partido naciente adicional que desafía las líneas pre establecidas del sector; al menos superficialmente poseen el recambio necesario para no pecar de lo mismo que los hizo perder en 2013.

En la misma lógica, las juventudes políticas, otrora organizaciones de peso social y político que encarnaban la renovación argumentativa y la rebeldía, han pecado por su ausencia. Si hay un grupo olvidado o, lisa y llanamente, automarginado en esta pasada han sido los jóvenes. 

Uno quisiera ver juventudes políticas dispuestas a decir "basta ya" de lo mismo que nos ha costado la pérdida de confianza de miles de compatriotas, dispuestas a decir  "suficiente" de la política de trincheras en que el adversario a destruir es todo aquel que piensa distinto,  muchas veces dentro de la misma coalición o partido.

Dispuestas a decir "muchas gracias" por lo realizado por años pero ya es momento que una generación reemplace totalmente a otra y se de paso al futuro; así son muchas las frases que podríamos enunciar.

En resumen, juventudes políticas que no entren en la lógica que ha desgastado la política actual, aquella en que el joven sigue al mayor y acepta todo a ciegas pensando en que aquello significará tener un trabajo en el futuro gobierno o aquella que implica callar y defender al "padre" por más evidente que sea la falta.

 Pareciera que los jóvenes hemos perdido la capacidad de disentir y de poder manifestarlo abiertamente o, aún más, la capacidad para demostrar con reales destrezas - debidamente formadas - la competencia en los temas de especialidad.

Hemos abandonado nuestra principal herramienta diferenciadora. ¿Dejamos de ser jóvenes?

Una menor edad no garantiza estricta ventaja comparativa frente a los mayores. El deber es formarse adecuadamente y nutrir aquello con valores que demuestren una forma distinta de hacer las cosas.

Ser innovadores en el día a día y dar ejemplo de trabajo bien hecho, valores sólidos y formación orientada a lo público.

Agradezcamos lo bueno que se ha hecho, pero comencemos ya a mirar el futuro y tomemos los espacios que se requieran. Si no es hoy, veremos nuevamente como una generación quedará en el camino y, con ello, la centro izquierda seguirá mostrando lo mismo ya criticado al Chile que pide a gritos renovación. 

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