Kast y los dos dígitos

¿Por qué José Antonio Kast podría llegar a los dos dígitos?

Elisabeth Noelle-Neumann instauró en los años 70’ el ya famoso concepto de la “espiral del silencio”. En términos generales, podríamos entender que su trabajo se volcó principalmente hacia un nuevo entendimiento de la opinión pública.

Noelle-Neumann ejemplifica su idea con la histórica toma de La Bastilla. Habla del linchamiento que se produce en ese acto, de aquellos que terminan golpeando sin orden ni concierto, sin saber siquiera a quienes siguen ni con quienes se encuentran. Se refiere, de esta forma, a esos instantes en que los individuos dejan su singularidad para pasar a ser parte de una masa anónima que los termina por absorber completamente.

Es cierto que Chile no es Francia, pero vaya que hemos tenido hitos similares. Basta con referirnos a lo ocurrido el 4 de agosto del 2011, cuando estudiantes universitarios ceden frente al enfervorizado clima dominante y terminan quemando la Polar. Esa parecía ser nuestra toma de las Bastillas.

Pero, ¿en qué se asemejan los estallidos de masas con la opinión pública? Pues para Noelle-Neumann, en que la totalidad de los fenómenos de opinión pública conllevan una inminente segregación, la que impactaría en el comportamiento individual. En sus palabras, nos encontraríamos frente a una manifestación de la opinión pública cuando “los individuos carecen de libertad para hablar o actuar según sus propias inclinaciones, debiendo tener en cuenta las opiniones de su medio social para evitar quedarse aislados”.

Esta visión, que deviene en la famosa espiral del silencio, nos ayuda a entender distintos fenómenos o hitos acontecidos en los últimos años. Desde la inesperada votación de Le Pen hasta el triunfo de Trump. Desde el rechazo a los acuerdos de paz en Colombia hasta el triunfo del Brexit en Europa.

En todos estos casos parecía haber un clima dominante que invisibilizaba opiniones diferentes. ¿Cómo alguien se atrevería a objetar los tratados de paz?

¿Cómo alguien osaría en defender la salida del Reino Unido? Sin embargo, la invisibilización de estos votantes, por el temor a la segregación, no implicaba que no existieran. De hecho, existían, y lo dejaron bastante demostrado en urnas.

En esta línea, Kast parece apuntar precisamente al chileno que ha vivido los últimos años segregado por la opinión dominante.

Ese que definitivamente no cree en la gratuidad, al que tampoco lo convencieron del aborto, el que evita calificar de dictadura pero que no duda en hablar de terrorismo.

En definitiva, a ese que no diría nada de esto en una encuesta por miedo al aislamiento, pero que todos sabemos que existe.

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