La razón de la sin razón

Mariano Ruiz-Esquide
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Declaraciones de personeros de la Democracia Cristiana, a título personal, se  ha referido  a la derrota del candidato de la Nueva Mayoría. En ellas  se condensa su pensamiento en algunos puntos claves de lo sucedido y lo que el Partido debería hacer en el futuro. 

Básicamente  se sostiene que  Alejandro Guiller perdió porque se izquierdizó en el discurso. Habría perdido  también porque la presencia comunista hizo más notorio lo anterior.  

Luego la Nueva Mayoría está muerta y hay que buscar otro referente con exclusión de los comunistas, porque el nicho PDC es el centro político.  En algunos camaradas se insinúa un acuerdo electoral  con partidos de la Derecha para transformarse en bisagra entre los bloques.

A título personal, al igual que nuestros camaradas, no compartimos fraternalmente  ni el derecho auto asignado de orientar al Partido a través de la prensa, ni el análisis  hacia donde debe ir lo Demócrata Cristiano.

En cuanto al fondo de los dichos, nos parecer útil precisar nuestras diferencias para un mayor debate, ojalá dentro del Partido. Desde su origen ni la Falange Nacional, ni el PDC se definieron como “centro político”, sino como un partido de avanzada nacional progresista, popular y comunitaria y en los tiempos actuales, eso se llama Nueva Mayoría y antes Concertación.

Respecto a esta afirmación  puede ser analizada, pero la derrota de la DC no es de ahora, sino que desde la primera vuelta donde nuestra candidata perdió con un sesgo anticomunista, buscando el  centro político, dirigida por un círculo cerrado y un lenguaje, que a veces era  pro mayoría que hoy borra con el codo para formar un nuevo grupo con los que anunciaron antes del 27, que no votarían por Guiller.    

Nuestro error fue que tuvimos la debilidad de no tocarlos ni con el pétalo de una rosa, y por el bien del Partido unimos  nuestro esfuerzo para ayudar a ello sin recibir respuesta ni siquiera de los afectados.

Respecto al Partido Comunista fue siempre rechazado por algunos camaradas (casi los mismos que hoy le adjudican un gran peso político), pero que lo soportaron porque estábamos en el Gobierno. Sinceramente creíamos que era un tema superado en el nuevo escenario nacional  y mundial.

Hemos sido respetuosos con nuestro Partido y nuestros camaradas, pero hablamos para señalar nuestras discrepancias cuando se habla de ética,  de decisiones políticas o electorales que no provengan de la institucionalidad.  Ese es el  lugar para debatir. En nuestra historia  es la misma discusión de hace 20 años: la Concertación chica  o la Concertación grande, también  con casi los mismos sectores y militantes.

Finalmente hay un antiguo aforismo ya famoso, ¡ay de los perdedores!

Significa un juicioso silencio. Pero curiosamente, las y los camaradas  que hoy se erigen en voceros no oficiales, fueron, casi todos, perdedores en sus campañas o en las que dirigieron.  Al buen callar llaman Sancho nos diría el Quijote.

Nos conforta que nuestro Partido no morirá, porque confiamos  en la juventud y el militante de base, en dirigentes que mantienen la voz de nuestro ideario, ideas claras y nítidas.

Testimonio personal con la verdad,  coherencia de vida privada y pública, Manos limpias en todos los mandamientos, Fe en el futuro, Grandeza para no enredarse en  las controversias pequeñas de quienes sólo buscan la notoriedad. 

Este es el mensaje que debemos salvar de la Falange y de la Democracia Cristiana. Si así trabajamos lograremos superar las derrotas, que son circunstancias para reverdecer nuestra capacidad de conducir Chile por cada chileno y chilena. 

Por el pobre de solemnidad. 

Por la organización popular.

Por la equidad para la clase media. 

Por el término del capitalismo salvaje.  

Por la libertad y el personalismo comunitario.

Por esto lucharemos hasta nuestro último aliento sin ceder al dulce llamado de la burguesía donde reina el dinero y no el trabajo. 

Por esta alma mater que generó nuestra gran familia lucharemos a muerte sin miedo a la utopía de casi 100 años.

Para  eso unidad en lo doctrinario.

Para eso fraternidad y respeto, siempre.

Co-autor Renán Fuentealba, abogado, parlamentario, lideró la DC  en importantes periodos de la historia nacional. Sufrió el exilio con Pinochet y fue uno de los 13 DC que rechazó el golpe militar a poco de desatarse.

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