La vigencia del humanismo integral

Pareciera muy necesario recurrir a la filosofía política, quizás como única manera de encontrar sentido a las normas existentes y así argumentar que se requieren otras. Ello pareciera fundamental para revitalizar a las Instituciones de la República, las que requieren como sostén una sociedad cohesionada tras valores y principios superiores.

En ese desafío es posible encontrar distintas perspectivas, respuestas desde pensadores positivistas e iusnaturalistas, más aún si consideramos diferentes corrientes de pensamiento como la del relativista Martín Heidegger hasta las ideas existencialistas de Jean Paul Satre.

Ciertamente intentar consensuar o acordar un régimen político - jurídico sobre una mirada que sostiene que no existe una misma esencia humana, es decir, no se reconoce su dignidad, no se podría pretender establecer o desarrollar una sociedad que mire al prójimo, que modifique el presente para crear comunidad de hombres libres.

En definitiva, para dar sentido a la política parece importante volver a lo trascendental y evitar sofismas, habitualmente esgrimidos por parte de líderes de opinión, respecto de que en la actualidad asistimos a realidades líquidas que son inmanejables e incomprensibles. Con ello restan responsabilidades políticas y levantan a la perplejidad como la gran responsable de la falta de conducción política de los Estados, sin preguntarse suficientemente si la desafección puede tenar relación con la carencia de las virtudes cardinales en políticas, tan antiguas como el hilo negro.

En efecto, el déficit en la política actual de las democracias modernas, podría estar en los bajos niveles de consecuencia doctrinaria, y en especial centrado en la carencia de sentido de vida, que a su vez se presenta con una escasez de testimonios de vidas destinadas al otro, al prójimo y a la comunidad.

A pesar de estar inmersos en el fenómeno de la globalización, la invitación es a redescubrir vías de salida a la desconfianza enfermiza, a la falta de razón de la polis, características que hoy parecen muy presentes en la opinión pública en general, por medio de la discusión ontológica, doctrinaria y de sentido de la política.

Pudiéramos concluir que para el futuro de nuestra sociedad no basta con interesarse por descubrir las creencias y cosmovisiones de las diversas civilizaciones o tradiciones filosóficas, sino que además es necesario atender a cuál ha sido el camino o pensamiento que ha permitido, permite y permitirá defender la existencia de derechos fundamentales atemporales, universales e inalienables que dan sentido y sostén a reivindicaciones acerca del Derecho Internacional Humanitario, la protección y garantía de los derechos humanos, siendo estos sustanciales como línea base para levantar nuestras convicciones y coherencia política, además de nuestras propuestas de vida social en sustento testimonial.

La política de la convicción con sentido humano, podría ser una llave para que volvamos a robustecer nuestro compromiso social y político. Ello se manifestaría en la concordancia entre el decir y el hacer, y el decir tendría el sustento de valores que han sido permanentes aportes al humanismo integral y trasformador, que en sí ha sido en distintos momentos de nuestra historia universal, un vehículo que nos ha permitido mover a una sociedad con sentido fraternal.

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