Las universidades en el debate constituyente

Poner la investigación y el conocimiento al servicio del Chile que queremos. Esta premisa cobra una importancia sustantiva en el proceso histórico que vive el país. En el debate de los preceptos constitucionales que darán cuerpo a una nueva forma de convivencia ciudadana las universidades no pueden estar ausentes, más aún si lo que está en juego es la legitimidad de la democracia que quedó en entredicho luego del proceso, de final abierto, que inició hace dos años.

Hoy, el debate está en la cobertura, en la calidad, en la pertinencia de lo que hace la universidad, pero que no es tan sólo investigar sino también conectarse con la realidad. De hecho, se nutre de la realidad. Su conexión no es sólo desde la teoría. Se alimenta de la observación y reflexión sobre lo que acontece en su entorno, en un proceso permanente de retroalimentación.

Es por ello que las universidades tienen una profunda vocación pública puesta a disposición de la comunidad, son parte de la comunidad. La universidad, como fue su origen cuando se creó a finales de la Edad Media, es un espacio del saber, un espacio de luz, un espacio donde los actores dialoguen, un punto de encuentro.

No es azar entonces la presencia de académicos que lograron escaños en la Convención Constitucional. De hecho, quienes la encabezan son académicos de instituciones de Educación Superior: de la Usach la presidenta Elisa Loncon, y de la UV el vicepresidente Jaime Bassa. En el caso de la presidenta Loncon, su disciplina es la Lingüística, aquella que busca entender las distintas lenguas que evolucionan de forma zigzagueante, poniendo foco en el camino y no necesariamente en el final de éste.

Y hoy, justamente cuando se inicia el debate de fondo de la Convención Constituyente, lo que más se necesita es el diálogo como camino para el debate sobre cómo generamos este proyecto común y cómo generamos ese compromiso de los ciudadanos, de las naciones y su encaje con el Estado. Ese encaje se logra mediante el entendimiento, la empatía, el diálogo y la universidad debe ser sinónimo de eso.

Y eso es lo que le otorga la pertinencia y del por qué las universidades tienen hoy un rol protagónico del Chile que se está construyendo. Es un rol que va más allá de construir con antecedentes técnicos, de una minuta o de una publicación.

Las universidades y también las otras instituciones de educación superior son parte de lo público, a disposición para construir el Chile que queremos. Hoy tenemos una oportunidad única de construir un sistema con legitimidad, con profundidad, en el cual los que históricamente estaban ausentes, hoy tienen que estar, sintiéndose parte de un país que se construye y que lo sintamos que es de todas y todos.

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