Ley de Cuotas, imprescindible

Joanna Pérez
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En los próximos días votaremos en la Cámara de Diputados una moción parlamentaria que busca establecer una cuota de género para las próximas elecciones del 2020.

El proyecto, que ya pasó por la Comisión de Mujeres, se encuentra actualmente en la comisión que presido, Gobierno Interior, y ha sido debatido con compromiso y voluntad de todos los parlamentarios y parlamentarias integrantes, independientemente de su bancada política. Y eso hay que reconocerlo.

Pero el tema no es fácil. Porque frente a la certeza que tenemos muchos de que esta ley es necesaria e imprescindible, no faltan las críticas y los obstáculos, como siempre, cuando se ha tratado de las justas reivindicaciones para las mujeres. La desigualdad lleva siglos y si no avanzamos puede estancarse. 

Frente a los argumentos de quienes señalan que no se requiere de una cuota para facilitar el ingreso de más mujeres a la política, habría que señalar que el desbalance y la inequidad en esta materia es tan abrumador e irrefutable, que la única forma de avanzar al respecto es este camino, sumando obviamente a la disposición de las organizaciones, partidos políticos y el cambio cultural que nuestro país requiere. Por generación espontánea esto no se soluciona, lamentablemente. 

Si bien los partidos políticos cumplieron con el porcentaje establecido por la nueva normativa en las elecciones pasadas, hay que legislar para que en las que vienen el próximo año, también podamos contar con esta exigencia. Pero no por cumplir, llevando mujeres en zonas donde no tengan posibilidades, llenar la papeleta  o para que aumenten votos, sino en territorios donde efectivamente puedan competir y obtener cargos.

Las mujeres representamos el  52% de la población y el 51% del padrón electoral. Pero hasta antes de las recientes elecciones parlamentarias, nuestra presencia en el Congreso era del 15%.  Gracias a esa ley de cuotas, se estableció que los partidos políticos tenían que presentar al menos un 40% de candidatas.

Hoy, el Congreso tiene (entre Cámara y Senado) un 22,7% de integrantes mujeres, pero aún falta por avanzar. De no existir esta cuota, hubiéramos seguido con el mismo porcentaje de los últimos 25 años.

Indudablemente, quedan desafíos por asumir y que pasan no sólo por la ley, sino por una transformación cultural. 

En Europa, la implementación de cuotas de género en la regulación de los partidos políticos ha sido la principal razón para que el congreso y las empresas hayan incrementado rápidamente la presencia de mujeres.

Noruega fue el primer país en implementar esta política en 2008 y ha sido seguido por otros países como Italia y Alemania, entre otros.

Todos los esfuerzos que realicemos para avanzar en esta materia serán claves, para la presencia de las candidatas en espacios competitivos, con respaldo financiero y logístico durante la campaña y en las etapas previas. Sería inconcebible tener ley de cuotas para las parlamentarias pero no para otros cargos de representación popular. 

Pero para que todo lo anterior fluya, necesitamos el compromiso de todos y todas y, especialmente, de líderes convencidos de que la necesidad de aumentar la participación de mujeres en política es un imperativo ético en la búsqueda de igualdad cívica.

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