Más sociedad civil, menos partidos

El acto multitudinario realizado hace unos días en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, dejó en claro algunos fenómenos. Por un lado, confirma que existe una nueva forma de relacionarse entre la Sociedad Civil, y cuando una situación no les agrada, salen a decirlo más allá de las Redes Sociales. Por otro, confirma lo poco eficientes de los partidos de la centroizquierda para comunicar, y más aún, en organizarse. En menos de seis meses, estos no logran generar puntos que los unifiquen en el discurso y en el actuar, a pesar de los errores no forzados del Gobierno. 

Vemos que las tácticas y estrategias de cada uno de estos partidos, carecen de puntos concordantes. El fenómeno es multicausal, escasez de diálogo, un Frente Amplio, que para algunos, resulta necesario en unas próximas elecciones, no existe un liderazgo claro, etc. Parece hipótesis de un autoflagelante, pero veamos ejemplos concretos solo en las dos últimas semanas: la Acusación Constitucional a los Magistrados o el debate por una posible segunda vuelta, sólo logran tensionar a quienes son mayoría en el Congreso, pero no alcanzan a generar un contrapeso para el Ejecutivo. 

Pero sigamos al caso del acto realizado el miércoles 15. Cuando el fin de semana recién pasado, se recordó la entrevista que diera Mauricio Rojas hace unos meses, sumado a sus polémicos escritos sobre el Régimen cívico militar, quienes lideraron este proceso de reclamos fue el gremio de artistas.

Escasa trascendencia mediática parecieron tener declaraciones públicas de parlamentarios en la agenda, los voceros fueron Raúl Zurita o Ignacio Achurra. Lo del día miércoles, fue convocado por la Sociedad Civil, y los asistentes en su mayoría, no tenían relación con partidos políticos. También seamos claros, suerte distinta pudo tener esto, si se hubiese partidizado. 

No quiero quitarles la relevancia a estas instituciones, son vitales para la buena calidad en los sistemas democráticos, pero alarmante es cuando su trascendencia es baja en el juego político.

Cuando, se tiene a un Gobierno que en dos semanas ha sufrido traspiés de alta magnitud, se entiende que es la oposición quien capitaliza ese descontento, pero esto dista de ser una realidad hoy en Chile.

Ya no podemos responsabilizar a la falta de comunicación en lo que se hace, porque ahí surge la pregunta, ¿y que se está haciendo? El contexto se acompleja aún más, porque el fin último de los partidos que es la obtención del poder, parece alejarse, porque no se genera un algo atractivo para la ciudadanía. 

Tal vez, estoy siendo muy optimista, y los partidos no tienen la voluntad de querer trabajar en conjunto y no quieren elaborar un ethos que los una a trabajar como coalición.

La Concertación con un pegamento mucho más sólido, le costó alrededor de diez años crear este ambiente de coordinación. Como sea, un escenario como este, le es muy grato a Chile Vamos y muy árido para quienes buscan una alternativa.

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