No a la banca, pero sigue el lucro

El paso que ha dado el Gobierno reafirma lo que generaciones de estudiantes llevan años planteando: el lucro en el sistema educacional es perverso pues fomenta la inequidad y la baja calidad.

Sacar a la banca de la administración del sistema de créditos constituye un avance, producto de las posiciones estudiantiles, y a la vez, es una derrota a quienes promueven el lucro, como motor del sistema educativo. Sin embargo, el enriquecimiento de la banca privada a través del mercado de los créditos universitarios, ha sido solo un exceso más del sistema.

La propuesta del ministerio de Educación no modifica la esencia mercantilista de la educación en Chile.

La decisión de apartar a la banca de la administración del sistema de créditos va en una dirección correcta, pero no resuelve las demandas centrales del movimiento estudiantil a lo largo del año 2011: educación de calidad, recuperación de la educación pública, no más lucro con la educación.

La propuesta del MINEDUC no se hace cargo del lucro en las instituciones de educación superior privadas.

Los estudiantes hemos sido muy enfáticos al señalar que cualquier tipo de traspaso de recursos por parte del Estado a instituciones privadas debe ser considerando medidas que permitan hacer valer la ley y así erradicar el lucro en las Universidades e impulsar un cambio legislativo para hacer extensiva dicha prohibición a los Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales.

Impartir educación en Chile debe dejar de ser un suculento negocio para los empresarios.

El Estado debe asumir un rol dinámico al momento de establecer las pautas para un Sistema Nacional de Educación en el cual las distintas instituciones del sistema colaboren y no compitan entre sí. Llevamos meses escuchando hablar de una Superintendencia, pero aun no conocemos el contenido de esa propuesta, cuáles serían sus atribuciones para la fiscalización y cuáles serán las sanciones para quienes osen especular con los anhelos y sueños de los jóvenes chilenos.

A su vez, la propuesta de modificar los criterios para establecer los aranceles de referencias genera bastantes preocupaciones. Lo que se señala, desde el ministerio, es que los nuevos criterios estarán fundamentados principalmente en la supuesta rentabilidad futura de las carreras y no en los costos de la educación.

Esto demuestra que el Gobierno, tal como lo señalara el año pasado el Presidente Sebastián Piñera, sigue entendiendo a la educación como un bien de consumo y no como un derecho que debe ser garantizado por el Estado, procurando que las entidades que imparten educación superior deben ser instituciones complejas, que desarrollen también la investigación y la extensión universitaria, con el objetivo de formar profesionales integrales con capacidad crítica, en ambientes democráticos y no meros reproductores del sistema. La rentabilidad social de la educación superior es más trascendente que toda la rentabilidad lucrativa.

El Gobierno sigue omitiéndose respecto a la propuesta de financiamiento directo hacia las instituciones para revitalizar la educación pública; sigue acusando de regresiva la gratuidad, pese a que se han levantado propuesta para hacer una reforma tributaria que genere tributos progresivos a la renta y de ese modo garantizar equidad a la hora de entender la educación como un derecho.

Se echa de menos medidas compensatorias a los estafados por el crédito CORFO, de altísimos intereses, superiores incluso a los del crédito con aval del Estado. Estamos hablando de 100.000 familias que han sido las más afectadas por la ilusión de acceder a la educación superior.

Estamos, por tanto, aún muy lejos de ver voluntad política real por parte del Gobierno para impulsar un cambio integral al sistema educacional. Lo que proponemos es situar a la educación como una de las principales responsabilidades del Estado, para que esta logre altos estándares de calidad internacionales y que esté en sintonía con las necesidades del país.

Necesitamos una educación para formar ciudadanos cultos, profesionales críticos, técnicos de alto nivel; debemos entender la educación cómo un espacio de cohesión social y no reproductora de desigualdades; requerimos elevar las ciencias, las artes, las humanidades; hacer de la educación la principal herramienta del progreso del conjunto de la sociedad chilena.

En definitiva, necesitamos, exigimos, proponemos y nos movilizamos por políticas educativas con visión estratégica, de futuro. Esperamos que no estén pensando solamente en cómo evitar una marcha o evitar seguir bajando en las encuestas.

Los estudiantes somos optimistas en que más temprano que tarde Chile tendrá la educación que se merece. Pero somos conscientes para que eso se cumpla tendremos que seguir siendo parte activa de dicho proceso.

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