Nuestra primavera

La historia no avanza por un camino firme. Zigzaguea, retrocede, tropieza, hasta llegar al punto de cambio de un conjunto de creencias. Así se refiere Hamid Dabashi a la denominada Primavera Árabe, que observamos por los medios internacionales y redes sociales en distintos países de Medio Oriente y el norte de África, hace más de una década.

En Chile, durante más de 20 años, vivimos un proceso de cambio, de final abierto, y que éste no se entiende sin las movilizaciones que advirtieron, una y otra vez, una institucionalidad que no era capaz de canalizar las demandas de una sociedad que pide más democracia y un Estado al servicio de sus ciudadanas y ciudadanos.

Además, la pandemia nos demuestra que lo común se impone a lo individual y que nos necesitamos los unos a los otros para resolver los dilemas, complejidades e incertezas que vivimos.

Esta última elección demuestra la sapiencia de una mayoría que fue certera en priorizar una nueva Constitución, por sobre el resto de las reivindicaciones, y que entiende que hay que construir un nuevo marco de relaciones entre el Estado, mercado y sociedad civil que tenga un gobierno que implemente, en simultáneo, un programa de transformaciones y encaje de las leyes y políticas públicas a los principios que se establezcan y ratifiquen desde la Convención.

Por tercera vez, la cantidad de electores de segunda vuelta superan a la primera, pero esta vez se superó en 1 millón 250 mil personas que transforman el 19 de diciembre de 2021 en el día de mayor participación absoluta en la historia republicana de nuestro país.

Lo anterior es síntesis del nuevo padrón que desbordó el plebiscito del año 2020 y la elección de convencionales, según estudio del Servicio Electoral, y el padrón que participaba desde el anterior plebiscito de 1988 y que volvió después de la etapa más compleja de la pandemia, la incertidumbre del proceso constituyente y la decepción producto de factores como la situación de La Lista del Pueblo.

El desafío del gobierno, que se inicia en marzo del 2022, es lograr el cambio del conjunto de creencias, a ambos padrones, y que introduzca la solidaridad, la confianza y la dialéctica a un proyecto común que haga florecer la primavera "a todas las personas, a todos los pueblos que habitan el lugar que llamamos Chile", en palabras del Presidente electo.

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