Perplejo

Pablo Hales
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Un par de amigos me preguntaron por qué había dejado de escribir, sobre todo ahora que la “cosa política” estaba tan caliente.

La verdad es que no he tenido ganas, porque cada vez que leo, escucho y veo lo que está pasando en la política chilena, me da asco. Y con asco no se puede escribir, es mejor ir al baño.

Pensé que esto que estamos viendo, no es más que lo que muchos venimos diciendo hace tiempo: que una gran mayoría de nuestros dirigentes políticos está completa y totalmente comprometidos con los poderes económicos y que hace  tiempo le dieron la espalda al pueblo en favor del dinero.

Claro, toda esta suciedad que sale a la luz, es la costra de una herida antigua, que había estado escondida de los ojos de la mayoría. De una mayoría que prefiere no saber, ya sea porque no quiere hacer nada o porque no sabe qué hacer.

Es muy triste ver a un pueblo que sigue siempre votando por los mismos, como si no hubiera ninguna alternativa. Un pueblo que opina mal de sus dirigentes, pero los sigue eligiendo a la hora de votar.

Eso, sumado al voto voluntario, es una de la causas de esta “clase política”. Es decir de un grupo de operadores que ha adquirido conciencia de clase y que detenta el poder desde sí y para sí, olvidando que son representantes del pueblo.

Entonces, no es extraño que aparezcan estas vinculaciones con los grandes grupos económicos.La podredumbre no es solamente vinculada al dinero, sino también en materias de moral y de conciencia. Hay políticos que lucharon en contra de la democracia y que incluso colaboraron con la policía política y que hoy posan de demócratas como si nada hubiera ocurrido.

Hay otros que tienen participación como dueños en grupos empresariales y no se inhabilitan para votar en los proyectos que los involucran patrimonialmente (ya sea porque se afectan sus propios intereses o los de sus financistas). Y nadie tiene sanción, todo da lo mismo. Se puede decir cualquier cosa y no pasa nada.

Y vuelvo a lo mismo, lo más lamentable es que pese a todo esto, a que la “gente” lo sabe, termina reeligiendo a los mismos, elección tras elección.

Evidentemente, ha llegado la hora del despertar. La crisis comienza a tomar su peor aspecto y se hace impresentable.

Ahora resulta que nuestros líderes políticos, aquellos que hacen las leyes ejerciendo como representantes del pueblo, han llegado a la convicción que es necesario hacer un  gran acuerdo, que consista básicamente en tomar medidas para que ellos mismos cumplan con las leyes que ellos mismos han dictado para regular sus propias conductas.

Se hace necesario una Ley que diga que los parlamentarios deben ir a trabajar, otra que diga que no se pueden apropiar ilegalmente de los fondos del Estado y otra que diga que no pueden recibir dineros de empresas al margen de la Ley… ¿y quieren que la gente les crea?

Si a ti o a mi, nos pillan una boleta falsa, nos cierran el boliche. Si no llegamos a trabajar, nos van a echar sin derecho a indemnización. Si robamos, sabemos que iremos presos. Porque es la Ley.

Pero nuestros líderes, aquellos que hacen las leyes, necesitan de una Ley especial que les diga que deben cumplir la Ley.

Esto parece una burla.

(Acá recomiendo escuchar  la banda sonora, “Congreso de los ratones” de la banda punk española La Polla Records. Cuenta esta misma historia)

Sólo espero que el pueblo despierte y comience a elegir a representantes que realmente los represente. Personas que representen las ideas que tienen la mayoría, de personas normales que trabajan y cumplen sus obligaciones. Porque gente honesta hay, poca, no es la mayoría, pero la hay. No santos ni virtuosos, pero al menos gente normal que cumpla con la Ley y que no necesite de acuerdos o leyes especiales que se lo tengan que recordar.

Y si el pueblo no despierta y sigue eligiendo a los mismos, está eligiendo su destino.

¿Se entiende por qué no dan ganas de escribir?

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