Pido cautela

Pido Cautela, porque el gran puzle de la nueva Constitución está recién en sus primerísimos cuadros y estos incluso incompletos por los artículos rechazados, pero recibe ya el embate de todos lados. Incluso algunos ya comienzan a enarbolar la bandera del rechazo. Como dijo Gaspar Domínguez, vicepresidente de la Constituyente, es deshonesto intelectualmente criticar algo que aún se conoce poco o nada. El hacer juicios tan categóricos parece un despropósito y al final una falta de respeto al país y a los constituyentes que se están sacado la mugre trabajando por todos nosotros.

Es cierto que los gustitos egocéntricos de algunos constituyentes han dado malas señales con planteamientos; algunos imposibles de realizar, otros que no responden a nuestra cultura, otros maximalistas y también otros directamente absurdos. Pero más allá de los personalismos y de anhelos de estar en los medios de algunos, la mayoría ha actuado con responsabilidad y mucha sensatez. En definitiva, lo que vale es lo que quede escrito en la propuesta constitucional.

Pido Cautela, porque sorprende que no sea valorado que las normas han sido aprobadas por una mayoría incluso superior a los 2/3 y con total transparencia y de cara al país. ¿Podemos decir algo igual de las constituciones que hemos tenido? Se está gestando la primera constitución construida democrática y paritariamente en el país y como no hay experiencia anterior, hay espacios también para posibles errores. Pero valoremos por sobre todo su histórico significado para el país.

Pido Cautela a los sectores de derecha que se quejan de no ser considerados, cuando están sujetos al juego de la mayoría. Es cierto, ojalá sus opiniones tengan alguna valoración. Pero, sería bueno que reconocieran que a lo largo de la historia a ellos nunca les interesaron las minorías, arrasando con ellas, preocupados siempre de defender sus intereses particulares en desmedro de las de todos los chilenos. Ahí están los pueblos originarios, ahí está la tremenda desigualdad e injusticia, ahí está la actual constitución que nos rige, hecha a la medida de los pequeños grupos de poder que hoy se atrincheran en la misma derecha. Por lo tanto, cuando se sufre en carne propia, algo de humildad hace bien, y es muy sano pedir perdón a las minorías sufrientes de nuestro país y recordar siempre "no hacer a otros lo que no me gusta que me hagan a mi".

Pero con o sin disculpas no podemos construir un país en base al revanchismo o a la ley del talión, por lo tanto, sería muy bueno escuchar y valorar más sus opiniones. Ahora, sin duda que no pueden pedir que se construya una constitución a la medida de las minorías, también tendrán que entender que, si no son capaces de convencer a la mayoría o dejarse convencer por ella, tendrán que asumirlo, es parte de la democracia.

Pido Cautela a quienes construyen hoy la mayoría en la constituyente. Es necesario que ayuden a superar los intereses de grupos, partidos o movimientos, y se concentren en el bien del país. Necesitamos madurez y sensatez política y no la adolescencia refundacional. No nos podemos permitir los gustitos de algunos sino la felicidad de un país. Los signos son sensibles. Por lo mismo evitemos esas algarabías, propias de hinchas un equipo que ha marcado un gol, cuando las ideas de algún grupo son aprobadas y el silencio cuando son rechazadas. Aquí no está en juego el éxito o los logros de algunos por sobre otros, sino los de todos.

Pido Cautela en los juicios, porque siempre los cambios son complejos y generan natural inseguridad e incertezas, se mueve el piso, porque para mantener lo mismo no se requiere una nueva constitución. Si estamos en este camino es porque necesitamos y anhelamos cambios importantes que nos permitan hacer un país más justo y digno para todos. Sin negar el pasado, sino aprendiendo de éste. Sin refundar el país, pero abordando los temas de fondo que construyen nuestra desigualdad. Sin maximalismos o ideologismos irreales, pero con un compromiso profundo en la dignidad humana de todos los chilenos.

Pido Cautela para que entreguemos buenas vibras que ayuden a gestar la mejor constitución que Chile necesita y no necesariamente la que a mí me gusta. Porque nadie puede pedir que la constitución sea a la medida de su visión. Sería imposible, necesitaríamos una por habitante. Siempre habrá algo que cambiaría. El tema es ver si lo sustancial y la mayoría de lo escrito nos representa y podemos vislumbrar que es el camino mejor para Chile. Siempre necesariamente, habrá a futuro experiencias que invitarán a mejorarla. Como se dice hoy, no estará escrita en piedra.

Pido Cautela, porque ya habrá tiempo para enarbolar banderas del apruebo o del rechazo, pero con el borrador escrito y con una mirada consciente, responsable y fraterna para evaluarla, sin temor a los cambios o a lo desconocido, sino mirando el bien común del país.

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