¿Somos todos responsables?

Solo un par de semanas se demoró el pueblo de Chile en contestar la declaración surrealista del Presidente Sebastián Piñera cuando afirmaba que Chile era un oasis al interior de América Latina.

Queda claro que la burbuja en la que viven el primer mandatario, algunos de sus colaboradores y gran parte de la derecha económica de nuestro país, nada tiene que ver con la realidad que viven millones de chilenos y chilenas cuyos ingresos mensuales no les permiten siquiera llegar a la mitad del mes satisfaciendo sus necesidades básicas.

Este Oasis del presidente era simplemente un espejismo y el pueblo que vive en el, simplemente se cansó. 

El pueblo de Chile se aburrió de las alzas permanentes del costo de la vida mientras las utilidades de las grandes empresas, de las Isapres, de las AFP y de la Banca siguen subiendo al tiempo que un Ministro en ejercicio llamaba a comprar flores porque es lo único que baja de precio. 

Se aburrió de que los mismos que llaman antipatriotas a  quienes no estamos de acuerdo con sus ideas y privilegios, lleven sus fortunas a paraísos fiscales, amparados en otro Ministro que llama a invertir afuera si las condiciones para el capital son mejores que en nuestro país.

Se aburrió que nos digan que mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables es imposible, porque según ellos no hay recursos, mientras vemos como se coluden todos los grandes empresarios de este país, para aumentar sus utilidades a costa de encarecer el costo de la vida de los que menos tienen mientras el gobierno propone una Reforma Tributaria que le permite a los que más tienen, pagar menos impuestos.

Los mismos que no llegan a fin de mes con sus salarios ven como aumentan las utilidades de la Banca, de las Isapres, de las AFP y de las grandes empresas monopólicas y oligopólicas que concentran todo el mercado y por consiguiente, la riqueza que generan las manos trabajadoras de todos y todas.

Lo más lamentable es que, en este contexto, la derecha recurrió al mismo libreto que ha desarrollado durante los dos siglos de vida de la República: criminalizar la protesta e intentar imponer el orden a cualquier costo.

Ellos se escudan en condenar la violencia, el vandalismo y la delincuencia, que por cierto, todos los actores hemos condenado sin dilación ni medias tintas y al mismo tiempo salen a imponer el Orden a sangre y a fuego, como lo han hecho en más de 20 oportunidades a los largo de la historia de Chile, usando siempre a las FFAA y de Orden como intermediarios de su mensaje.

Esta vez han fracasado y como resultado del despertar chileno y ante su propia descomposición, hemos visto una serie de personajes desfilando por los medios para intentar ayudar a buscar soluciones y entre los mea culpas y las pedidas de perdón, han dejado entrever, como si nada, la misma estrategia que utilizaron para mantenerse a flote en la crisis de corrupción política que estremeció a Chile en los últimos años, repitiendo hasta el cansancio que han aprendido la lección y que todos somos responsables. 

También los medios de comunicación, cómplices del actual modelo y cuya concentración venimos denunciando hace años, han sido insistentes en el mensaje. 

La idea central es ponernos a todos en el mismo saco y a pesar que las responsabilidades son bastante transversales, no es cierto que seamos todos responsables. Simplemente no lo acepto.

De hecho, y solo como dato histórico, los comunistas rechazamos en 1988, la salida pactada a la que se comprometieron los partidos de la Concertación de Partidos por la Democracia y exigimos hasta el último momento una salida con elecciones libres y Nueva Constitución, pero los acuerdos entre la Derecha y la Concertación impusieron una aceptación del modelo, su consolidación y el compromiso con la impunidad para los responsables de crímenes de lesa humanidad y violaciones a los DDHH, y mandaron al pueblo para la casa, pidiéndole que confiara en ellos.  Que ellos recuperarían la democracia y los derechos perdidos.

Denunciamos desde un comienzo, junto a la CUT y a otras organizaciones sociales, sindicales y gremiales, el fraude de las AFPs y llevamos 30 años proponiendo un sistema solidario de pensiones que la derecha y la Concertación nunca quisieron modificar pues, estaban igual de convencidos de que el sistema era un acierto, incluso algunos se dedicaron a exportarlo.

Luchamos, de la mano de organizaciones secundarias y universitarias, desde el retorno a la Democracia, contra la Reforma Educacional de Pinochet y sostuvimos la misma lucha en las protestas de 1994/96 de la mano de dirigentes como Rodrigo Roco, Marisol Prado e Ivan Mlinarz. Lo que se repitió años después de la mano de dirigentes secundarios y universitarios que sería largo enumerar, el 2001, el 2006 hasta llegar al 2011 con Camila y su generación.

Denunciamos hasta el cansancio, en boca de nuestra Secretaria General, Gladys Marín, como lo hace el movimiento hoy, la danza de millones en la política y los escandalosos sueldos de los Parlamentarios, proponiendo desde la década de los 90 un Parlamento Unicameral, un sistema de financiamiento estatal de la política y salarios públicos en directa relación al sueldo mínimo.

También exigimos ayer como el movimiento lo hace hoy, la nacionalización del Cobre y los demás recursos naturales de nuestro país, la revisión de las privatizaciones que constituyeron el saqueo de Chile, pero la Concertación, que para algunos eran gobiernos de centro izquierda, no para nosotros, decidieron seguir con ellas y extenderlas a muchas otras áreas que solo terminaron por generar un espiral de encarecimiento del costo de la vida,

Venimos denunciando hace años la fragmentación urbana, la desigualdad social y la asimetría de recursos en los gobiernos locales y hemos iniciado hace años, programas de gobiernos locales  enfocados en abaratar y simplificar la vida de quienes viven en los territorios que administramos, con medidas como las Farmacias y Ópticas Populares, Plantas Desaladoras y Clínicas de Diálisis Municipales y muchas otras propuestas diseñadas para poner al centro a nuestro pueblo.

Solo participamos de un Gobierno con los partidos de la Ex Concertación, luego de perder más de un millón y medio de votos de quienes habían confiado en ellos, se abrieran a incorporar otras visiones. 

El primero y el único que tuvo una voluntad transformadora y que se enfrentó, dentro y fuera de la coalición, con los mismos que hoy siguieron, como si nada, buscando acuerdos con el gobierno, para permitirle avanzar con el programa neoliberal propuesto por la derecha. 

Llegaron a decir que no se habían leído el programa; que nunca estuvieron de acuerdo y atornillaron al revés para impedir las transformaciones comprometidas. A pesar de ellos, logramos avanzar en gratuidad, terminamos con el binominal y construimos más de 450 Salas cunas, entre otras medidas de las cuales nos sentimos orgullosos.

Hoy los mismos que repiten como loros que somos todos responsables son los que quitaron la Historia de los currículos escolares para que nadie se entere que las mismas demandas que hoy exige nuestro pueblo han sido planteadas por muchos de nosotros desde hace más de treinta años… pero jamás quisieron escuchar.

Hoy los jóvenes despertaron y remecieron Chile y ellos son los protagonistas principales. Pero no es cierto que todos somos igual de responsables, como quieren plantear algunos que jamás estuvieron con los movimientos sociales.  Tampoco es cierto que la historia de rebelión comenzó solo la semana pasada.  Aunque a muchos les duela, simplemente no es cierto.

Por eso rechazamos cualquier salida que de nuevo plantee un nuevo acuerdo cupular y llamamos a utilizar todas las herramientas constitucionales para superar este amargo momento y convocar con nueva voluntad política a refundar nuestro país, por primera vez, desde abajo.

Por eso que no aceptamos que siga saliendo gratis, sacar a los militares y a carabineros a la calle a reprimir al pueblo, sobre todo sabiendo cómo han actuado a lo largo de toda la historia de Chile.

No nos da lo mismo los asesinados, los torturados, las mujeres violadas ni las y los jóvenes que han sido victimizados.

Por eso que decimos Acusación Constitucional, Proceso y Asamblea Constituyente y Nueva para una nueva Constitución.

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