Triunfo no solo electoral, sino político

"Pasó que hubo una enorme derrota electoral, importante, contundente, pero está por verse; yo no creo que sea una derrota política", señaló la Ministra vocera de gobierno, Paula Narváez, quien pasará a la historia por haber ejecutado el proceso de intervencionismo electoral más grosero del que haya memoria, transformándose toda la segunda vuelta en la vocera del candidato oficialista. Agregó que “en lo político, el Gobierno de la Presidenta Bachelet sale bastante bien, bastante fortalecido”.

Veremos a continuación que el triunfo del Presidente Piñera no solo significó una victoria electoral contundente sino una derrota política para los que propiciaron la retroexcavadora y el afán de refundar Chile.

Una inmensa mayoría. Que la participación electoral de esta elección haya sido muy superior a las demás, más de 7 millones de electores, y que de ellos 3.8 millones hayan elegido al Presidente Piñera dándole la votación individual más grande desde Frei Ruiz-Tagle, muchos más que los 3 millones 470 mil que Bachelet en su peak obtuvo en 2013, contradice la tesis política que el triunfo de la centro derecha sería solo circunscrito a la sobre representación de una minoría.

Pero esa mayoría produce un segundo efecto, la posibilidad que ChileVamos, que ya es el pacto más grande del país, expanda sus fronteras a sectores disconformes con las alianzas hacia la izquierda. Podemos estar en presencia de un nuevo ciclo político, que no solo suponga una mayoría electoral sino una mayoría política permanente.

El Modelo. El diagnóstico que impuso la Nueva Mayoría el 2013 consistía en que era necesario terminar con el modelo de desarrollo económico y social que permitió hacer crecer a Chile por décadas, y un rechazo al valor del mérito individual que ha impulsado la emergencia de una enorme clase media. Por eso la Nueva Mayoría tenía como enemigo declarado a los colegios Particulares Subvencionados y al lucro.

Chile de todos. Es una derrota manifiesta a quienes, desde la Moneda y desde el primer día, consideraron el diálogo con la oposición como una pérdida de tiempo, e impusieron sus convicciones ideológicas en el Congreso y en las políticas implementadas sin considerar los importantes sectores de la sociedad civil que resistimos la forma en la que desarrollaron sus reformas más emblemáticas. ¿O ya nos olvidamos de esa reforma tributaria que se votó en un solo día?

El “Legado de Bachelet” queda en entredicho. Desde la época de Pinochet que no existía un intervencionismo tan marcado respecto de un candidato. En forma inédita en democracia, la Moneda impulsó y participó de la candidatura de Alejandro Guillier con el propósito de defenderlo y hacerlo parte de su “legado”. Incluso Bachelet, en una lectura casi delirante, pretendió imponer que el resultado en primera vuelta significaba una mayoría que respaldaba los “cambios sociales” que la Nueva Mayoría se atribuye.

El Frente Amplio. Bachelet y la creación de la Nueva Mayoría fueron la causa del nacimiento del Frente Amplio. Casi menospreciándolos, alguna vez se refirió a ellos como "hijos de militantes de partidos tradicionales". Lo que no preveía era que el hijo puede, como Freud recomendaba, matar al padre por supervivencia. No es nada personal. Es parte del ciclo de la vida.

Y en política, este principio demostrado que funciona de manera implacable. Siendo inclusivo, con los padres y las madres. Es muy posible que no sean las nuevas generaciones de la Nueva Mayoría las que sucedan a las antiguas.

Por así decirlo, las posibilidades de Lagos Weber como sucesor de la banda de Lagos Escobar parece cada vez más distante por no haber hecho el cierre oportuno, puñal que otros, los Boric, los Jackson, podrían empuñar en mejor forma.

¿A quien entrega la banda? Bachelet deja el legado de ser la Presidenta que más se ha referido explícitamente a quien lo sucede. Probablemente el mayor temor de esta administración era ser un mero paréntesis socialista entre dos gobiernos de centroderecha. La peor pesadilla se hizo realidad: Bachelet tendrá que entregar a Piñera la banda, lo que significa una derrota en todo el plano.

De Nuevo Minoría. La derrota del domingo pasado no solo es la derrota del candidato del oficialismo. Por segunda vez Bachelet destruye a su propia coalición de gobierno. La izquierda ahora tiene a su izquierda al Frente Amplio, lo que significa una dura pelea externa; pero además no es claro que el reordenamiento de las fuerzas al interior de la Nueva Mayoría permita una correcta convivencia interna, con un PS fortalecido en su elección parlamentaria, y un PC muy influyente en el alma más izquierdista de la coalición, la DC debilitada a niveles históricos tendrá que decidir si sigue a sus electores, que votaron por Piñera, o se extingue.

Las afirmaciones de la Ministra Narváez intentando minimizar la derrota más dura que la izquierda ha sufrido desde el retorno a la democracia, son preocupantes: o porque son propias de una distorsión con la realidad política inaceptable en políticos profesionales, o porque denotan un afán de mentirle a la ciudadanía. O lo que es peor, por ambas.

En cualquier caso, dan cuenta del agotamiento político de una coalición, ya extinta, que nació sin más finalidad que darle una mayoría a una presidencia edificada sobre barro, y tan feble como la popularidad de quien la detentó por cuatro años.

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