Manuel Araya: Pablo Neruda no estaba para morirse, fue asesinado
El chofer del Premio Nobel relató a Cooperativa los detalles de su declaración judicial.
Recalcó que la muerte del "programada" por la dictadura.
El chofer del Premio Nobel relató a Cooperativa los detalles de su declaración judicial.
Recalcó que la muerte del "programada" por la dictadura.
Manuel Araya, conductor de Pablo Neruda, reafirmó en Una Nueva Mañana de Cooperativa que el Premio Nobel de Literatura fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet y entregó detalles de su declaración al juez Mario Carroza.
"Estoy contento y orgulloso de haber estado con el ministro Carroza, porque no solo me interrogó a mí, se dirigió a la Fundación Neruda y entrevistó a su enfermera Rosa García, al maestro que trabajaba con Neruda, Rafael Plaza, y a un niño que lo tenía como hijo, Enrique Segura", expresó.
Araya recalcó que "le dije al juez carroza que Neruda fue asesinado, porque no estaba para morirse y el ministro Carroza quedó muy contento con lo que le conté (...). Yo le conté todo lo que yo sabía".
"Neruda no estaba para morirse, estaba de buena salud, nosotros lo sacamos de Isla Negra por seguridad. Pensábamos que en la Clínica Santa María iba a estar más seguro, pero nunca pensamos que le iban a colocar una inyección e iba a morir en la Clínica Santa María", precisó.
El conductor detalló que, en momentos que estaba en Isla Negra junto a Matilde Urrutia, "nos llama Neruda diciendo que entró un médico, le puso una inyección en el estómago, por lo que volviéramos rápido porque tenía mucha fiebre. Tratamos de apurarnos para llegar a la clínica y cuando llegamos muy afiebrado".
"Yo saco una toalla para mojarlo y bajarle la fiebre, entro al baño para mojarme la cara y mojar la toalla y entra un doctor y me envía a comprar un medicamento, pero yo le digo que nosotros estamos pagando y el medicamento lo debieran tener ellos y no mandarnos a comprarlo", agregó.
Manuel Araya argumentó que "tuve que ir a una farmacia de barrio y salgo confiadamente a comprar el medicamento, pero nunca me imagine que me seguían unos automóviles y en calle Vivaceta con Balmaceda fui detenido a muy pocas horas de la muerte de Neruda. Tenían todo programado".