El comunicador reveló el episodio que quebró su relación con la humorista.
El animador José Miguel Villouta se refirió en duros términos a Natalia Valdebenito, acusándola directamente de "arruinar" su carrera en televisión.
La polémica inció por un vídeo posteado por la comediante, donde aseguró en el podcast Las Monas que el comunicador "está haciendo videos escondido mientras yo trabajo dando cara".
Tras estas palabras, Villouta escribió en su blog: "Ella podría haber dicho: 'anda haciendo videos que nadie ve', o 'tiene una radio en su pieza que nadie escucha', o incluso 'ningún periodista le da bola'. Todo eso habría sido 100% preciso. Pero eligió la palabra escondido, y eso dice mucho más de su visión distorsionada e imbécil de la realidad".
Bajo esta línea, el comunicador recordó el vínculo que mantuvo con la actriz, afirmando que ayudó a "catapultar" su carrera en el humor, mientras que ella se lo devolvió "destuyendo" la suya.
"Sin que le hiciera nada (cómo le iba a hacer algo si la amaba y admiraba), fue capaz de invitar reiteradamente a personas a su programa con el objetivo de iniciar una campaña donde terminé siendo señalado como misógino y racista", indicó, comentando que todo esto puede haber salido de "un tweet sobre gustos literarios mediocres que hoy puedo reconocer que estuvo fuera de lugar."
Esto llevó a que Valdebenito en su programa "destruyera mi carrera de 20 años. Una carrera que en esa época un gay tenía que lograr esforzándose tres veces más, recibiendo un tercio del sueldo".
Asimismo, José Miguel se refirió a los problemas económicos que ha enfrentado estos últimos años -como haber pasado seis meses sin sonreír a falta de dinero, debido a que perdió dos dientes, así como no poder costear un par de lentes.
"No puedo ayudar económicamente a mi madre viuda y estamos vendiendo nuestra casa porque se nos está acabando el dinero. No sé qué va a pasar conmigo cuando tenga 60 años. No tengo dónde caerme muerto", confesó.
Y añadió: "Lo anterior me ha dejado con un estrés postraumático que todavía cargo. No por lo que se dijo, sino por la soledad brutal que vino después: ningún amigo me defendió cuando me quedaba sin mi sustento".
"Un 'Villouta no es misógino' o 'Villouta no es racista' habría bastado. Todos dejaron de llamarme. (...) Mis amigas —todas mujeres, hacia donde gravito exclusivamente— desaparecieron de un día para otro", sentenció.
