La nueva alza de gravámenes del 34% al 84% a los bienes procedentes de Estados Unidos que lleguen a China entró en vigor en el mediodía local del jueves (04:00 GMT), en un nuevo episodio del rifirrafe arancelario que mantienen las dos mayores economías del mundo.
El aumento, anunciado en la víspera por el Ministerio chino de Finanzas, es la respuesta de Pekín al gravamen adicional del 5% anunciado el martes por Donald Trump, que elevó al 104% el total de las tasas a los productos chinos que entren al mercado estadounidense.
Tras el anuncio de Pekín, el mismo miércoles, Trump volvió a elevar los aranceles a China situándolos en un 125% con efecto inmediato, a la vez que declaraba una tregua de 90 días en la aplicación de la mayor parte de las tasas al resto de los países del mundo anunciados el pasado 2 de abril.
Por el momento China no ha anunciado su respuesta a este nuevo incremento.
Junto a la subida arancelaria hasta el 84% a los productos estadounidenses, China incluyó anoche 12 nuevas firmas de ese país a su lista de control de exportaciones, entre ellas fabricantes de equipos y empresas de ingeniería, algunas de las cuales están relacionadas con drones (BRINC), aeronátutica (Novotech), maquinaria (Marvin Engineering Company) y radares (Echodyne).
Asimismo, incluyó a otras seis empresas a su lista de entidades no confiables, entre las que destacan proveedores de equipos militares como Cyberlux o Sierra Nevada.
Estas restricciones tienen como objetivo impedir los intercambios en artículos de "doble uso" civil y militar, destacó el comunicado de la cartera comercial.
Pekín ha asegurado que "luchará hasta el final" y que tiene "una voluntad firme" y "recursos abundantes" para responder "con determinación" si Estados Unidos insiste en "intensificar aún más sus medidas restrictivas económicas y comerciales".
El Ministerio de Finanzas consideró, al anunciar su última respuesta, que los aranceles de Trump "vulneran gravemente los derechos e intereses legítimos de China" y que "perjudican gravemente el sistema multilateral de comercio basado en normas".
China dice que responde a "coerción" de EEUU para defender equidad global y sus intereses
En tanto, el Gobierno chino afirmó este jueves que responder a la "coerción" económica de Estados Unidos "no solo es necesario para proteger los intereses legítimos de China, sino también para defender la equidad internacional y el sistema multilateral de comercio".
"EE.UU., guiado por intereses egoístas, ha convertido los aranceles en un arma de presión máxima para obtener beneficios unilaterales. Estas acciones violan gravemente las normas de la OMC (Organización Mundial del Comercio), socavan el orden económico global y desafían abiertamente las reglas internacionales", denunció hoy el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Lin Jian en una rueda de prensa en Pekín.
El portavoz reiteró que China "no quiere una guerra comercial", pero que "tampoco la teme" y que "luchará hasta el final si Estados Unidos insiste en escalar el conflicto arancelario".
"Los que defienden la justicia contarán con amplio apoyo; los que van contra la corriente acabarán aislados. Las prácticas de coerción de EE.UU. son impopulares y están condenadas al fracaso", sentenció el portavoz de la Cancillería.
Lin denunció además que Washington "sigue imponiendo de manera abusiva" aranceles a los productos chinos y advirtió que "la presión, las amenazas y el chantaje no son el camino para relacionarse con China".
"Si EE. UU. quiere dialogar, debe hacerlo con respeto, igualdad y beneficios mutuos. Si opta por continuar el camino de los aranceles, China está lista para resistir hasta el final", afirmó.
El portavoz agregó que "la imposición unilateral de presión extrema por parte de EE. UU. ha erosionado gravemente la base social y el sentimiento público que sustentan las relaciones bilaterales con China", en referencia también a la reciente recomendación de las autoridades chinas para que sus ciudadanos evalúen los riesgos antes de viajar al país norteamericano.