El ministro de Exteriores de Ucrania, Andrís Sibiga, declaró este miércoles que el presidente ruso, Vladímir Putin, "quiere la guerra", por lo que consideró necesario "forzarlo a la paz, no pedírsela".
"Putin ha dejado claro que quiere la guerra y sigue utilizando el lenguaje del ultimátum. Debemos forzarlo a la paz, no pedírsela", dijo Sibiga en rueda de prensa en Viena tras reunirse con su homólogo austríaco, el conservador Alexander Schallenberg.
Ambos ministros coincidieron en que no debe haber ninguna negociación de paz sin la participación activa de Ucrania.
Al ser preguntado por las expectativas de Kiev ante la vuelta a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, quien ha afirmado ser capaz de pacificar el conflicto ruso-ucraniano en 24 horas pero sin decir cómo, Sibiga se mostró cautelosamente optimista.
"El presidente (Volodímir) Zelenski y el presidente electo Trump ya han establecido contactos directos. Eso es importante. Ahora los equipos están trabajando para establecer también canales directos de trabajo realistas para intercambiar puntos de vista sobre diferentes cuestiones pendientes", comentó.
"Realmente, vemos oportunidades en nuestra cooperación con el nuevo Gobierno (de Trump) para acelerar el proceso de consecución de una paz justa e integral", aseguró el ministro, que llegó a Viena, según dijo, directamente desde Washington.
Según Sybiha, los últimos y masivos ataques aéreos de Rusia al territorio ucraniano fueron "la verdadera respuesta de Putin a todos los que lo visitaron y lo llamaron recientemente".
Si bien no mencionó a nadie en especial, esta declaración del jefe de la diplomacia ucraniana parece apuntar a una reciente conversación telefónica con Putin del canciller federal saliente de Alemania, Olaf Scholz, que desató críticas y controversia en Ucrania.
"Rusia sigue con sus brutales ataques al sistema energético de Ucrania y el último ataque fue uno de los más grandes. Los misiles rusos incluso apuntaron a las instalaciones de nuestro sistema nuclear", denunció Sibiga.
El ministro alertó del riesgo de un incidente nuclear que suponen estos ataques, con implicaciones que irían más allá de las fronteras de Ucrania.
Sibiga tenía previsto reunirse en Viena también con el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, que vigila de cerca la precaria situación de las instalaciones atómicas del país en guerra.
Por su parte, Schallenberg prometió más ayuda humanitaria a Ucrania de Austria, país que no entrega armas a la nación atacada debido a su neutralidad militar.
Austria aportará además dos millones de euros adicionales a la iniciativa de seguridad alimentaria denominada 'Cereales de Ucrania', que impulsa el suministro de granos ucranianos a los países más pobres del planeta, indicó el ministro.