El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó este jueves una resolución que renueva por 16 meses más el mandato de su misión de paz en el Líbano (FINUL), pero que también firma su sentencia de muerte para un año más tarde, en momentos en que el país mediterráneo atraviesa un punto de inflexión.
El texto fue promovido por Francia como solución intermedia a la no renovación de la misión, creada en 1978 y actualmente integrada por más de 10.000 soldados, pues se oponían a su permanencia tanto Israel como Estados Unidos, miembro permanente del Consejo de Seguridad con derecho a veto.
Estas son algunas claves para entender la relevancia de las medidas y el contexto en el que se tomaron:
Periodo de posguerra
La decisión de acabar con la FINUL para finales de 2027, con un proceso de retirada gradual que comenzará al término del año próximo, llega apenas nueve meses después de que finalizara la última guerra entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá.
Un alto el fuego alcanzado el pasado noviembre puso fin a más de un año de conflicto que golpeó con especial fuerza el área de operaciones de la misión internacional en el sur del Líbano, de donde los cascos azules se negaron a retirarse en medio de la invasión terrestre israelí iniciada el 1 de octubre de 2024.
En esos meses, la misión denunció una serie de ataques israelíes contra objetivos suyos, incluido su cuartel general en Naqoura, y en la actualidad el sur del Líbano sigue siendo bombardeado por el Estado judío prácticamente a diario, la última de las veces este mismo jueves.
Iniciativa de desarme
Más notablemente, la resolución es adoptada en medio de los primeros avances reales hacia el desarme de Hizbulá y de las facciones palestinas presentes en el Líbano, pues las autoridades libanesas se han comprometido a que solo haya armamento en manos de las fuerzas de seguridad oficiales tras la guerra.
Está previsto que este mismo martes el Ejército libanés presente ante el Consejo de Ministros un plan detallado para completar el desarme antes de final de año, algo a lo que Hizbulá se niega en las actuales circunstancias y que ha levando los miedos al estallido de un conflicto interno.
Estados Unidos, mediador en el alto el fuego de 2024, ejerce fuertes presiones para que el Líbano acabe con la presencia armada de Hizbulá y esta misma semana su enviado especial para Siria, Thomas Barrack, estuvo en Beirut tratando de promover avances a cambio de futuras concesiones israelíes.
Un Ejército dilapidado
La idea es que a la salida de la FINUL, el Ejército libanés asuma todas las labores de seguridad y vigilancia en el sur del Líbano, la sensible franja fronteriza con Israel.
En el marco del cese de hostilidades, unos 8.000 soldados libaneses se desplegaron en más de 120 puntos de esa región que hasta hace unos meses estaba controlada de facto por Hizbulá, en su mayor despliegue allí desde la anterior guerra de 2006 entre Israel y el grupo chií.
Sin embargo, el Ejército libanés está falto de personal, materiales y recursos, habiéndose mantenido en pie a lo largo de una reciente crisis económica gracias a donaciones estadounidenses y cataríes principalmente. La renovación de la FINUL dará un año y cuatro meses de margen para fortalecerle, con una conferencia de donantes promovida por París ya en el horizonte.
Debate sobre efectividad
Entre los principales cometidos de la FINUL está velar por que no haya actores armados no estatales en su área de operaciones, pero hasta la reciente implementación del último alto el fuego, Hizbulá operaba libremente en la región y este aspecto de su labor conllevaba una serie de normas no escritas.
Por ello, Israel, entre otros, consideraban poco efectiva su presencia, que tampoco impidió la entrada de las tropas israelíes a la región el pasado año ni la continuación de sus bombardeos incluso con el cese de hostilidades.
En la actualidad, la misión de paz sigue hallando túneles y armamento que luego reporta al Ejército libanés, como uno de 50 metros descubierto hace apenas una semana cerca de Al Qusayr o una "extensa" red de ellos encontrada también este mes cerca de Tayr Harfa, Zibqin y Naqoura.
Aún necesaria
Además de disuasión y un teléfono rojo para evitar malentendidos entre las partes, las fuerzas de la ONU ofrecen en estos momentos un apoyo clave para que el Ejército libanés "vuelva" al sur del país y también para el regreso de la autoridad estatal, recordó esta misma semana su portavoz, Andrea Tenenti.
El responsable afirmó que el objetivo final de la misión "siempre" ha sido pasar el relevo a las autoridades libanesas, pero defendió que por ahora la FINUL aún es "muy necesaria" para apuntalar la estabilidad en la región y recordó que "todavía queda mucho por hacer".