La Corte Suprema revocó una sentencia que prohibía la exhibición en instalaciones militares de los retratos de varios líderes de la dictadura y el golpe de Estado que hace 51 años acabó con el Gobierno democrático de Salvador Allende y volvió a autorizar al Ejército su uso.
En contra de la sentencia emitida tiempo atrás por la Corte de Apelaciones de Santiago, el máximo tribunal argumentó que los retratos al óleo del almirante José Toribio Merino, uno de los principales instigadores de la asonada, y de los responsables del cuerpo de la policía militar Carabineros, César Mendoza y Rodolfo Stange, no constituyen homenajes sino registros históricos de quienes estuvieron a la cabeza de la Armada de Chile y Carabineros.
"No podemos compartir el argumento de la Corte (Suprema) para revocar las sentencias de la Corte de Santiago. No se mandan a hacer retratos al óleo de personajes simplemente para dejar registrada su existencia, rasgos faciales o características antropométricas", protestó tras conocerse el fallo Luis Mariano Rendón, abogado de la Fundación Memoria Histórica.
"Se trata de obras de arte que buscan enaltecer la imagen de ciertos individuos y así son exhibidas. Nadie ha pedido que se eliminen las fotografías de estos sujetos que puedan existir en sus hojas de vida. Esos sí son registros históricos que deben ser conservados", agregó el letrado.
"Lo que hace la Corte es 'normalizar' la imagen de personajes responsables de políticas criminales. Esa normalización opera al exhibir los retratos de esos personajes junto a los de oficiales decentes, respetuosos de la Constitución y la ley y de la dignidad de sus compatriotas", denunció Rendón.
"Es penoso que la Corte no se haya pronunciado sobre uno de los fundamentos centrales de nuestra acción, en el sentido que tanto Merino como Mendoza usurparon el mando de sus instituciones y por esa razón adicional, tampoco debiesen estar junto a mandos institucionales legítimos", subrayó el abogado de la fundación, que había logrado en la corte de apelación que se retiraran los retratos.
Según cifras de diferentes historiadores, la dictadura de Pinochet dejó al menos 3.200 opositores asesinados, de los que 1.469 fueron víctimas de desaparición forzada. Tras décadas de búsqueda se encontraron e identificaron los restos de 307 y aún falta encontrar a otros 1.162, según las últimas cifras oficiales.