Ana María Stuven: Las mujeres presas son personas dañadas, no malas

Publicado:
| Periodista Digital: Cooperativa.cl

La historiadora comentó en Cooperativa su libro "Salir del Infierno", que recoge 33 historias de vida de reclusas.

Explicó que la gran mayoría comparte "marcadores de vulnerabilidad" como pobreza, embarazo juvenil y falta de educación, que conducen hacia el delito.

Evitó calificarlas como víctimas de "un destino trágico", pero instó a comprenderlas y a darles "una segunda oportunidad", pues tienen grandes dificultades para "enfrentar su presente".

Ana María Stuven: Las mujeres presas son personas dañadas, no malas
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El momento en que las mujeres salen de la cárcel "es de mucha soledad, abandono e inseguridad", señaló la académica en Lo Que Queda del Día.

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Ana María Stuven, historiadora y coautora del libro "Salir del Infierno" junto a la académica Verónica Undurraga y la periodista Ingrid Bachmann, reflexionó en Cooperativa sobre la cruda realidad de las mujeres chilenas que han pasado por la cárcel, y señaló que muchas de ellas "son personas dañadas", pero no necesariamente "malas".

En conversación con Lo Que Queda del Día, la también periodista explicó que la obra buscó "construir un relato que incluyera sus historias de vida antes de llegar a la cárcel, durante su estadía y su proceso de reinserción, para que pudiéramos entender a estas personas en su totalidad, su historia, y en aquello que las vulnera a  un punto en que ellas tomaron sus malas decisiones".

La doctora en historia señaló que el momento en que las mujeres salen de la cárcel "es de mucha soledad, abandono e inseguridad".

"No pudieron sobreponerse a las dificultades"

Stuven enfatizó que el libro no pretende justificar los delitos que cometieron las mujeres encarceladas, sino que busca "comprender la situación" que las llevó a estar tras las rejas: "Nos dimos cuenta que ellas también son víctimas de otras víctimas, y que eso no las hace necesariamente personas a las cuales nosotros tengamos que invisibilizar ni tampoco condenar a priori", aseveró.

La académica sostuvo que al investigar las historias de vida de las reclusas "te das cuenta de que son personas que no estaban necesariamente destinadas a estar en la cárcel y que llegaron ahí, probablemente, por necesidad".

"Ellas no pudieron sobreponerse a las dificultades, pero eso no significa que sean personas malas, (sino que) son personas dañadas, y nosotros tenemos que ser capaces de acoger, como sociedad, a quienes son dañados por distintos factores", puntualizó.

"Marcadores de vulnerabilidad"

La académica explicó que existen distintos "marcadores de vulnerabilidad" que permiten "predecir que una persona pueda terminar cometiendo un delito, un delito menor o uno de sobrevivencia, como es el microtráfico o el robo".

"¿Cuáles son? La pobreza (...), son personas pobres. En el caso de las mujeres son personas que vivieron situaciones de mucha violencia en su infancia, probablemente abuso o abuso sexual, que muchas veces terminaron en situación de calle por conflictos familiares o que se embarazaron muy tempranamente", aseguró.

La comunicadora también indicó que la maternidad temprana es otro marcador de vulnerabilidad "bastante común" en las cárceles de mujeres, además de "la baja o abandono de la escolaridad, sea por necesidad económica o por la misma situación familiar que no las incentivaba a la educación. Esos marcadores los puedes identificar en prácticamente todos los casos".

Cuando reúnes esta cantidad de marcadores de vulnerabilidad y (estas personas) se encuentran con situaciones adversas, (ves que terminar preso) no es un 'destino trágico'... hay otras personas que quizás han tenido la fortaleza de no caer en el delito, pero nosotros tenemos que pensar de que no todas las personas tienen esa fortaleza, esa capacidad de sobreponerse a las dificultades, porque estas son personas muy frágiles que tienen muchas dificultades para enfrentar su presente", aseguró.

"Tenemos que darles una segunda oportunidad"

La historiadora también instó a dejar los estigmas de lado y "darles una segunda oportunidad" a las mujeres que terminaron encarceladas.

"El libro muestra 33 testimonios de mujeres que, a pesar de las dificultades que han tenido, y del estigma de haber violado la ley y abandonar sus familias, sí pudieron salir adelante", concluyó.

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