La Cámara de Diputadas y Diputados aprobó este lunes el proyecto de ley que establece multas por incumplir la obligación de votar sólo a los ciudadanos chilenos, las que van desde los 33 mil hasta los 210 mil pesos.
El rango de castigo que plantea la iniciativa, promovida por Joanna Pérez (Demócratas), es menor a la de un texto similar que el Senado ya visó el 10 de junio pasado, y que se encuentra estancado en su tramitación.
La discusión en la Cámara Alta se frenó precisamente porque, al no haber una definición sobre la exclusión de extranjeros del padrón, la multa debería aplicarse a todos los inscritos, incluyendo a aquellos que no son ciudadanos.
Tras un intenso debate, la idea de legislar obtuvo 85 votos a favor, pertenecientes a la oposición y a algunos parlamentarios de la Democracia Cristiana.
En la contraparte, se registraron 33 votos en contra y 20 abstenciones, todos estos últimos desde el oficialismo.
Durante la discusión, hubo acusaciones cruzadas entre la izquierda y la derecha, de que cada sector pretende legislar mirando la llamada "calculadora electoral".
Si bien el oficialismo no está en contra de las multas propiamente tal, sus diputados sí plantearon que existe un tema más de fondo, que es el voto extranjero para la próxima elección.
Con todo, por haber sido objeto de indicaciones en esta oportunidad, el texto volverá a comisiones para su tramitación en particular.
El argumento del oficialismo
En el Congreso, la oposición sostiene que la izquierda se opone a esta agenda porque cree que una menor participación favorece al progresismo. En contraste, el oficialismo acusa a la derecha de buscar incentivar el voto extranjero, bajo la premisa de que este segmento del electorado tendería a favorecer a candidatos de derecha.
"Hay una derecha que quiere que los migrantes definan la elección presidencial. Básicamente nos están pidiendo que los venezolanos le salven la elección. Si todos sabemos, todos hemos visto las encuestas y por qué esto se pone en tabla", cuestionó el diputado Diego Ibáñez (Frente Amplio).
Por lo demás, observó que "nuestra legislación que permite el voto a los extranjeros fue (promulgada) en otro momento, a mediados de siglo, cuando se invitaba a las comunidades migrantes a residir, a crecer económicamente, cosa que es diametralmente opuesta al fenómeno migratorio que hemos tenido en los últimos 10 años".
Reacciones desde el ámbito presidencial
La trascendencia del debate ha alcanzado a figuras clave de la política chilena con miras a las próximas elecciones presidenciales. José Antonio Kast, abanderado de Republicanos, arremetió contra el Gobierno por este debate.
"Si el Gobierno fuera serio y responsable, no estaríamos en esta discusión hoy, a cuatro meses de la elección. Respecto de los migrantes, yo soy hijo de migrantes, pero vuelvo a decir: esto no es un problema que debiera resolverse hoy frente a una contingencia electoral", cuestionó el candidato.
Desde el oficialismo, Jeannette Jara (PC) manifestó una perspectiva centrada en la estrategia electoral: "Sean cuales sean las reglas del juego, nosotros aspiramos a tener una mayoría en noviembre que nos permita o ganar en la primera vuelta o pasar a la segunda vuelta".
La carta presidencial de la centroizquierda consideró las discusiones parlamentarias como un tema secundario, y dijo estar enfocda en "trabajar y proponer soluciones para el país".
Gobierno busca consenso sin urgencia
Actualmente, el Gobierno no ha puesto urgencia a las iniciativas legislativas relacionadas con el voto obligatorio y el voto extranjero.
La ministra de la Segpres, Macarena Lobos, busca alcanzar un acuerdo entre las diversas fuerzas políticas para dar urgencia a una de las propuestas, con el fin de destrabar y solucionar esta compleja controversia, que sin duda marcará el panorama político chileno de cara a las próximas elecciones.
Frente a aquello, el presidente del Senado, Manuel José Ossandón (RN), advirtió que no hay "tiempo ni piso" para reformas profundas cuando este Gobierno está terminando su mandato.
A la vez, recalcó que "siempre que hay una elección, la derecha y la izquierda toman una calculadora y ven lo que conviene. Antiguamente, unos querían voto obligatorio, otros no; antiguamente, ellos (en el oficialismo) lo único que querían era que votaran los extranjeros, y ahora no quieren, porque creen que van a votar por la derecha".
En tanto, la diputada Pérez, promotora del proyecto que avanzó, dijo lamentar que "muchas personas que estuvieron a favor del voto obligatorio hoy le den la espalda a aplicarlo, no se entiende".
"No es primera vez que vemos estas triquiñuelas y estas caretas, así que hago un llamado al Gobierno a no dilatar más procesos: debemos tener claridad y certeza en algo que ya partió", emplazó la opositora.
