Horror en el fútbol: Las claves para entender la barbarie vivida en el estadio de Independiente de Avellaneda

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Autor: Cooperativa.cl

Una noche de terror se vivió este miércoles en el fútbol sudamericano en el duelo entre los argentinos y Universidad de Chile.

Horror en el fútbol: Las claves para entender la barbarie vivida en el estadio de Independiente de Avellaneda
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El duelo de Universidad de Chile e Independiente fue cancelado este miércoles por Conmebol, en la revancha de octavos de final de la Copa Sudamericana, debido a una horrorosa jornada ocurrida en el Estadio Libertadores de América en Avellaneda, terminó con heridos de gravedad y cientos de detenidos.

Los protagonistas fueron los barristas de la U, que causaron destrozos en el recinto de Avellaneda, aunque posteriormente sufrieron una brutal agresión por parte de fanáticos locales y la policía argentina, una situación que evidenció  errores cruciales de los organizaciones en temas de seguridad para este partido.

El conflicto comenzó un día anterior al partido, con rencillas entre barras rivales de ambos equipos y robo de banderas, lo que calentó los ánimos de cara al enfrentamiento.

Del mismo modo, no hubo cordones de seguridad ni revisión policial a la barra de la U, permitiendo que pudieran ingresar todo tipo de objetos (bombas de estruendo, armas blancas, proyectiles y elementos inflamables).

Además, la barra de Universidad de Chile fue ubicada en una bandeja superior del estadio, una zona de difícil control, por encima de los seguidores de Independiente, quienes quedaron a merced del descontrol del grupo de barristas (unos 30 aproximadamente) que comenzaron los desórdenes.

En ese contexto, se desataron los incidentes en el Estadio Libertadores de América.

La cronología de los incidentes en el partido

Durante el primer tiempo, un grupo de 30 barristas de la U rompieron un baño en el estadio y lanzaron objetos contundentes hacia la tribuna donde estaban los hinchas locales. Arrojaron materia fecal, orina e incluso un inodoro, entre otros proyectiles.

La situación empeoró en el entretiempo, con butacas arrancadas y varias encendidas con fuego, aunque todo se complicó más con un encapuchado, quien lanzó una bomba de estruendo directo hacia una zona del estadio llamada "garganta del diablo", donde se ubican en varias ocasiones los familiares de los jugadores, lo que desató aún más la molestia de los fanáticos de Independiente.

Comenzado el segundo tiempo, los equipos solo jugaron minutos. Pese a los llamados de calma de los futbolistas de la U, los hinchas no hicieron caso. Los equipos, además del cuerpo arbitral, regresaron a camarines.

Por culpa del lanzamiento de proyectiles, hubo hinchas de Independiente que resultaron heridos y llegaron hasta la misma cancha, pidiendo ayuda. Sin embargo, por decisión de las autoridades, la policía no intervino, aunque si se solicitó a los hinchas de la U que dejaran la tribuna superior en donde estaban ubicados.

Miles de fanáticos fueron desalojados,  aunque muchos fueron agredidos por la policía argentina, que estaba esperando fuera del estadio. Hubo palizas, hinchas que estaban ensangrentados y otros que terminaron sin ropa, en medio de corridas con fanáticos arrancando.

Otros hinchas lograron resguardarse en las casas cercanas al estadio, en donde algunos vecinos ofrecieron refugio a aquellos que no estaban participando de los incidentes.

La policía también agredió a fanáticos de Independiente, pero sólo los hinchas de Universidad de Chile quedaron detenidos.

En el estadio, el panorama empeoró. Un grupo de barristas, los que estaban causando conflictos, se quedaron en la tribuna, pero fueron acorralados por varios hinchas de Independiente y sufrieron un terrible linchamiento.

Golpes con palos, y otros escapando a través de las rejas de seguridad, lanzándose fuera del estadio, unos ensangrentados y desmayados sin ropa, fueron algunas de las imágenes que causaron conmoción.

Y los fanáticos de Independiente, posteriormente, exhibieron las camisetas que recoletaron y las colgaron en la rejas de las tribunas, como trofeos después de una guerra.

La batalla fue campal en varias zonas del estadio. La barra de Independiente llegó al estacionamiento y destrozó el bus de Universidad de Chile, provocando que los jugadores se quedaran varias horas en el camarín, esperando una evacuación segura.

La condena a los incidentes fue categórica en todas partes. En Chile, el Presidente Gabriel Boric apuntó a la "irresponsabilidad en la organización" del partido, expresó su preocupación por los chilenos agredidos y remarcó que "nada justifica un linchamiento".

La U, por su parte, pudo volver al hotel de concentración cerca de las 02:00 horas de Argentina, sin realizar declaraciones tras estos lamentables incidentes.

En Independiente, en tanto, habló el presidente del club, Néstor Grindetti, quien de inmediato pidió un castigo a Universidad de Chile.

Finalmente, de acuerdo al primer reporte de las autoridades de Buenos Aires, habían sólo dos heridos de gravedad, 11 leves y más de 300 detenidos por los incidentes.

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