Más crecimiento, de las palabras a las acciones

En tiempos de incertidumbre económica, las señales de compromiso y entusiasmo por el crecimiento son vitales para el bienestar de una nación. En los últimos días, hemos escuchado al Presidente Boric expresar su firme convicción en esa misma línea ante distintos actores, desde agricultores hasta empresarios industriales.

Más allá de las palabras, lo hemos visto participar con entusiasmo en la inauguración oficial del proyecto minero Quebrada Blanca, un emprendimiento clave de la compañía canadiense TEK. Estas señales son de gran relevancia, especialmente, cuando provienen de la máxima autoridad del país.

La voluntad del Presidente de impulsar el crecimiento económico es un mensaje importante para el sector empresarial. Sin embargo, es fundamental que esta voluntad se traduzca en acciones concretas, lo que se debe reflejar en políticas gubernamentales y decisiones que faciliten la inversión y el desarrollo económico.

Un ejemplo palpable de la necesidad de acción inmediata es la liberación de las restricciones impuestas a las ampliaciones de los contratos de concesiones para que se ajusten a las solicitudes de las autoridades en el marco de la iniciativa del "Buen vecino". Actualmente, hay US$ 3 mil millones convenidos con el Ministerio de Obras Públicas (MOP) que no pueden materializarse debido a una evaluación que se extiende en el tiempo, lo que resulta difícil de comprender, especialmente, cuando las solicitudes de mayor reactivación provienen del propio gobierno.

Estos US$ 3 mil millones representan un año del presupuesto de inversión del MOP, la entidad pública que más invierte en el país. Es imperativo que esta situación se resuelva a la mayor brevedad. La situación del plan "Buen vecino" no es aislada. Se han identificado múltiples situaciones similares en las que las palabras de las autoridades deben respaldarse con acciones para facilitar la inversión.

El compromiso del gobierno con el crecimiento es un paso importante en la dirección correcta, pero es fundamental que esta voluntad se traduzca en políticas y acciones que promuevan la inversión y la actividad económica. La brecha entre el reconocimiento de la necesidad de crecimiento por parte de las autoridades y la comprensión de este objetivo en los niveles técnicos y de responsabilidad intermedia debe cerrarse.

Compartimos la voluntad declarada por las máximas autoridades políticas, pero el siguiente paso es convertir esas ideas en iniciativas concretas y señales más específicas de avance en esa dirección. El país necesita una estrategia clara y coherente que estimule la inversión y promueva el desarrollo económico.

Las palabras son un buen comienzo, pero ahora es el momento de pasar a la acción.

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