Urge agenda pro inversión para desatar el desarrollo digital

Sebastián Piñera en su #CuentaPública presentó las tareas de su gobierno en materia de telecomunicaciones que son la continuidad de las políticas que se han venido desarrollando en el sector.

Desplegar el Plan Nacional de Infraestructura Digital, redundante y resciliente; una Red de Fibra Óptica de alta velocidad; conectar localidades y escuelas que aún no acceden a Internet, aumentar la red WIFI GOB público y abierto y el cable submarino de fibra óptica entre Chile-Asia. Complementariamente mencionó medidas que ya están en la Agenda Digital 2020, como seguir la ruta de modernización del Estado, aspirar a un Estado digital, fomentar la transformación digital, actualizar la plataforma digital Chile Atiende y digitalizar las licencias médicas.

Teniendo un horizonte de cuatro años la expectativa era mayor, ocasión inmejorable para colocar sobre la mesa nuevas ideas, proyectos innovadores, medidas osadas y creativas. No habiendo esto último, la pregunta es ¿cómo financiamos la infraestructura digital que Chile necesita? 

La agenda de la actual administración corresponde a medidas que se vienen ejecutando desde la administración de la Presidenta Bachelet, pero siendo correcto también nosotros continuamos con proyectos que venían desde el año 2010.

La portabilidad, el fin de la larga distancia son algunos. Lo cierto, en vez de mostrar molestia, debemos actuar con madurez y profundizar las coincidencias en la continuidad de políticas de largo aliento que desarrollen este ecosistema más allá del gobierno de turno. La autoridad siempre es bien intencionada.

Todos quienes hemos liderado el sector ocasionalmente buscamos desatar competencia, mejorar la calidad del servicio y la experiencia del usuario, corregir desigualdades y crecer en inclusión digital, atraer nuevas inversiones, extender la cobertura, crear más ciudadanía digital, fomentar la participación, dar garantías a todos los actores del sector, entre otras. 

Lo que sí está en manos de la actual administración es la oportunidad de desterrar las mezquindades, demagogias, la táctica de la pos verdad, prejuicios y análisis sesgados.

Se encuentra en la mejor posición para convocar a un diálogo abierto, sincero, plural, diverso e incluyente para construir una Agenda Pro Inversión de corto, mediano y largo plazo, pues lo que sí está en juego es si no realizamos las inversiones necesarias ahora se cae todo el discurso de querer un Chile Digital y desarrollado. Mejor olvidarnos del desarrollo de las industrias inteligentes, de la economía naranja, de las Smart City, del IoT, de las aplicaciones para la inteligencia artificial, virtualización de servicios, de la red pública de emergencia, del despliegue de redes de alta capacidad internacional, del desarrollo de 5G. 

Convocar una Agenda Pro Inversión permitirá llevar adelante los desafíos de la infraestructura digital que Chile sabe que necesita. 

Tenemos los diagnósticos, sabemos lo que falta, contamos con los estudios de demanda, existe la voluntad política, una industria abierta y ciudadanos activos. Es decir, existe un escenario inmejorable para co construir una Agenda Pro Inversión liderado por la autoridad, con la participación de las Industrias (radio, TV; móvil, fijo, infraestructura, servicios digitales, emprendedores), de otras industrias, proveedores, universidades, gremios, consumidores, parlamentarios, inversionistas, personalidades e innovadores del sector. Una Agenda pro Inversión en Asociación Público-Privada es construir un escenario certero para el desarrollo del ecosistema digital chileno. 

Ideas para una Agenda pro Inversión hay varias, la principal crear una nueva Ley de Telecomunicaciones y constituir una nueva institucionalidad digital. Pero, si hablamos de medidas concretas para dinamizar el sector, que en los últimos 10 años ha sido de 18 mil millones de dólares y que debemos llegar a una inversión per cápita de US$ 154, proponemos algunas iniciativas. 

Definir el modelo concesional y de Asociación Pública Privada para desplegar el Plan Nacional de Infraestructura digital; elaborar la cartera de proyectos e inversiones para el Fondo de Infraestructura; propiciar la desagregación vertical de la industria y fomentar la competencia separada en infraestructura, red de acceso y servicios; crear estrategias compartidas y apalancamiento de inversión para desplegar infraestructura junto a la industria minera, astronómica, agroalimentaria, servicios, científica y creativa.

Continuar con el modelo del cable de fibra óptica austral que despliega infraestructura digital, abierta, no discriminatoria, con precios mayoristas. Incluir en toda base para la concesión de Obras Públicas la construcción de ductos para fibra óptica.

Constituir el consorcio internacional para operar el cable transpacífico entre Chile-Asia y de la Antártica; eliminar los cargos de acceso; dotar al Estado de la capacidad de recuperar espectro y fomentar el mercado secundario; segmentación fina del espectro y reutilización del remanente para generar nuevos actores donde no existe servicio; crear la institucionalidad para la gobernanza de ciudades inteligentes; construir un nuevo marco de despliegue de infraestructura móvil y fija junto a los gobiernos locales. 

Además, modificar la ley eléctrica para incluir al mundo eléctrico  del transporte, dada su capacidad y redundancia de la red actual, y la de distribución, dada su capilaridad permitiendo la entrada de nuevos actores de nicho.

Fomentar la participación de TVN como operador intermedio y de servicios de telecomunicaciones, aprovechar la alta capilaridad de su infraestructura para servicios de TV, Internet y servicios de emergencia y la oportunidad del despliegue de una red de fibra óptica pública; terminar con el proceso de portabilidad fija similar a la móvil, garantizando la competencia en el mundo fijo y de los servicios empaquetados.

Fijar hoja de ruta regulatoria del período, convergente y expost; proceder al cambio al régimen autorizatorio y concesional; modificar el Fondo de telecomunicaciones hacia la demanda; contar con el plan de uso de espectro de futuro, proponer un calendario bianual para nuevos concursos de bandas, en especial para bandas compartidas para usos industriales IoT LTE; definir un nuevo marco de asignación de espectro y perfeccionamiento al modelo de las contraprestaciones.

También es deseable la inclusión de los municipios como operadores de infraestructura y entregar subsidios y aportes del Fondo de Desarrollo Regional para desplegar el plan de banda ancha rural.

Rebajas tributarias e impositivas para crear polos y cluster de data center en regiones; fijar una política impositiva para las plataformas digitales transfronterizas. 

Estas son algunas ideas que pueden ayudar a desatar la conversación y el debate. Lo que no podemos olvidar es que es ahora cuando necesitamos las inversiones que puedan garantizar un mejor futuro para el país y su gente.

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