Convivencia educativa, un avance en prevención de la violencia
El suicidio siempre es un hecho doloroso, y el duelo y las reflexiones que provoca suelen vivirse en el ámbito privado y familiar. Sin embargo, detrás de muchas de estas situaciones existen dinámicas sociales violentas y discriminatorias que no podemos ignorar.
El suicidio de la estudiante Katherine Winter, tras sufrir ciberbullying por parte de sus compañeros, o el de la profesora Katherine Yoma, por acosos y amenazas, dejan en evidencia que las estrategias de prevención de la violencia y la discriminación al interior de las comunidades educativas son insuficientes o inexistentes. Esto ha llevado a la ciudadanía a exigir que las instituciones de educación y el Estado tengan un rol preventivo de la violencia en todas sus formas.
Haciéndose cargo de esta realidad, el Mineduc presentó un proyecto sobre convivencia educativa que aprobamos en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados y Diputadas, cuyo principal objetivo es prevenir y erradicar cualquier tipo de acoso, violencia y discriminación al interior de los establecimientos educativos para que sean espacios de protección y bienestar.
En educación sabemos que la buena convivencia es una condición habilitante para que los aprendizajes académicos sean posibles. Valores como la empatía y el respeto deben trabajarse de manera continua, promoviendo la participación activa de la comunidad, para no limitarse a reaccionar cuando ya es demasiado tarde. Por eso el principal acierto de este proyecto es su enfoque preventivo, porque es indispensable adelantarse a las situaciones de riesgo para garantizar la protección de todos los integrantes de la comunidad independientemente de su situación económica, creencias religiosas, orientación o identidad de género, situación migratoria, entre otros.
Es clave que, tal como lo propone este proyecto, se establezca una mejor coordinación interinstitucional entre diferentes ministerios, como los de Salud y de la Mujer, entre otros, para consolidar una perspectiva integral sobre la formación en una convivencia social sana.
Con esta iniciativa, se consagra la buena convivencia educativa como una condición básica para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes, lo que, sin lugar a dudas, es un paso más en el fortalecimiento de la educación pública por la que todos y todas debemos trabajar.
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