Los SLEP: la red territorial que no podemos desarmar

En un país donde la educación pública ha cargado con el peso de políticas neoliberales que la fragmentaron, los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) se alzan como esa red territorial que teje comunidades, escuelas y futuro. No son un parche administrativo, sino un nodo vivo que une territorio con equidad, superando el desorden de municipalizaciones y subvenciones ciegas. Apoyarlos es apostar por una gestión profesional, arraigada en lo local, que prioriza a niñas, niños y adolescentes por sobre campañas electorales, especialmente en los niveles socioeconómicos vulnerables y áreas rurales.

Los datos oficiales no mienten y resaltan su impacto diferencial por quintiles de nivel socioeconómico (NSE) y zona de residencia: el informe "SLEPs en Números" del Ministerio de Educación (2023) muestra, de 2015 a 2023, una reducción de la brecha de asistencia escolar de 3,1 puntos porcentuales frente a los municipales, con 93,4% de promoción promedio y tasas de permanencia del 98% en cohortes recientes -crucial para adolescentes de quintil 1 rural que evitan la deserción.

En Simce, para Cuarto Básico la razón de insuficientes en Lectura bajó de 1,4 a 1,0, y en II Medio Matemática de 6,2 a 4,3 entre 2017 y 2023; estas mejoras son más pronunciadas en quintiles bajos rurales (1-3, donde las brechas históricas superaban 25 puntos) que en quintiles altos urbanos (4-5), estrechándose la diferencia pos-traspaso según la Agencia de Calidad de la Educación (2024), que confirma que las brechas NSE se reducen sin retrocesos, con recuperación pos-pandemia superior en quintiles vulnerables rurales.

Con este avance, entra el andamio de sostenibilidad que las universidades con carreras de pedagogías, pueden y están tendiendo a nivel nacional: egresados que integran equipos SLEP, impulsando formación continua y currículos adaptados al territorio, reduciendo desigualdades entre quintiles y zonas urbano-rurales en resultados escolares. Esta articulación -profesores, apoderados, directivos- genera raíces profundas, tejiendo una gestión colectiva que evita dependencias externas y fortalece lo público, protegiendo trayectorias de niñas, niños y adolescentes de todos los quintiles y residencias.

Además, los SLEP marcan diferencia en equidad de género y deserción por cuidados familiares: pos-pandemia, retienen a niñas de quintiles bajos rurales con tasas 5 puntos superiores al promedio municipal, contrarrestando el impacto donde responsabilidades domésticas elevan el riesgo de abandono en un 20-25% más para adolescentes femeninas rurales, según dinámica Casen que vincula pobreza familiar monoparental con deserción, modelos locales similares en Finlandia -con gestión territorial descentralizada- han reducido brechas NSE en 15-20% y mejorado aprendizajes en territorios vulnerables, validando que los SLEP siguen esta fórmula probada internacionalmente.

Por ello, con 70 SLEP proyectados, urge autonomía presupuestaria y medición paciente frente a críticas ideológicas. Chile no puede desmantelar esta red por caprichos privatistas: es equidad real por quintiles NSE, zona rural-urbana y género, la infancia y la adolescencia primero, no al botín mercantil. Confío en que sigamos midiendo con rigor, invirtiendo con convicción. Porque la educación territorial no es experimento; es el camino.

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