Hace unos días supimos la dolorosa noticia de la muerte de un bebé de nueve meses en una guardería ilegal en Estación Central. Esta se suma a otra tragedia de similares características, como la que ocurrió el pasado mes de junio, cuando una niña de tres años cayó de un octavo piso en Quinta Normal.
No podemos seguir esperando que ocurran estos sucesos para actuar. Debemos enfrentar el problema de fondo, que es la falta de regulación de las guarderías infantiles o afterschool, producto del rol fundamental que cumplen para miles de familias que necesitan dejar a sus hijos bajo cuidado responsable mientras trabajan.
Para abordar una arista importante de este problema, en octubre de 2023 presentamos un proyecto de ley que establece requisitos para otorgar patentes de funcionamiento a estos establecimientos, tales como definir un sostenedor responsable, infraestructura segura y que no haya personas inhabilitadas para trabajar con menores de edad. Es decir, condiciones mínimas que hoy no son obligatorias por muy básicas que parezcan.
Debemos avanzar en un Sistema Nacional de Cuidados que se consolide como una red de apoyo estatal efectiva para las madres y padres, evitando que haya espacio sin cobertura en el cuidado diario de los niños y niñas.
Necesitamos dar señales concretas como país de que estas tragedias no nos son indiferentes y que garantizar la seguridad de los niños y niñas es una de nuestras máximas prioridades.
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