¿Por qué necesitamos una hermandad?

Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelandia acaba de ser nominada como la segunda mejor líder mundial por la revista Fortune. Su admirable respuesta ante el peor ataque terrorista sufrido por su país el 15 de marzo pasado le ha valido el aplauso global. 

Esa misma semana de marzo, al otro lado del mundo, en Boston, compartí junto a un grupo de mujeres líderes de distintos países - mis hermanas de Vital Voices - una intensa conversación con Jenny Shipley.

Shipley, la primera mujer en ocupar el cargo que hoy lidera Arden, se refirió con orgullo a su colega, pese a representar  partidos rivales.

Ya la había defendido a fines del 2017, cuando Ardern anunció su embarazo y se abrió debate sobre su idoneidad para hacer el trabajo. ¡Cuándo se ha visto a un mandatario tomando pre y pos natal! Shipley declaró ante los medios, enfáticamente y sin cálculos políticos: “por supuesto que ella puede hacerlo”. En Boston nos insistió “a pesar de las diferencias políticas, las mujeres debemos sostenernos entre nosotras. Es lo mínimo que podemos hacer”. 

Las mujeres tradicionalmente ven a otras como competidoras. Frases como “dos mujeres no pueden trabajar juntas” o “el peor enemigo de una mujer es otra mujer" son manifestación directa del patriarcado, que nos ha hecho creer que sólo tenemos un pedazo de pastel para compartir, cuando en realidad, tenemos tanto derecho como los hombres a toda la torta.

Shipley está convencida de que hay suficiente espacio para todas nosotras dentro del sistema. Y ese liderazgo es clave para cambiar el paradigma que nos ha conducido por siglos. Estudios internacionales demuestran que la mayor participación de mujeres en la toma de decisiones diversifica los procesos, enriqueciéndolos y mejorando sus resultados, incentivando la educación de las niñas, ampliando el imaginario sobre los roles posibles.

Tenemos mucho por hacer entre nosotras, por nosotras. Y por eso quiero homenajear a Ardernt y  Shipley, a las casi 80 mujeres que hasta la fecha han sido Primer Ministras, Presidentas o Jefas de Gobierno; a Vital Voices que me ha regalado una hermandad internacional; a Beatriz Merino, ex PM de Perú, mi mentora y decodificadora del liderazgo femenino en América Latina. Gracias a todas ellas.

Y a mi mentora y amiga Cristina Bitar; a mi Comunidad Mujer, a mis amigas de RedMad, a las expertas de Hay Mujeres; a todas las organizaciones que defienden y han defendido nuestros derechos; a Michelle Bachelet, que hizo posible en el imaginario de todas las niñas chilenas vestir la banda presidencial.

A mi amiga Angellica, destacada dirigente política en la India quien me compartió sus líneas sobre el valor de la solidaridad entre mujeres…

A las pioneras en la lucha, a las que no llegaron nunca a votar; a las que han ocupado cargos de responsabilidad y han pagado el precio de abrir la trocha. Son tantas…son tantos años.

Hoy no es el día de la mujer. Es el tiempo de la hermandad femenina.

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