El 22 de marzo conmemoramos el Día Mundial del Agua, si bien el agua es vida y este día debiera ser toda una celebración, lamentablemente el escenario que se cierne sobre nuestro país es complejo, ya que si bien el año 2023 las lluvias fueron más abundantes que años anteriores, la realidad es que el agua no está asegurada en la abundancia que se tenía en décadas pasadas.
En la actualidad hemos traspasado 6 de los 9 límites planetarios, siendo uno de ellos el correspondiente al agua. La crisis climática y ecológica ha agravado dicha situación, así como también la extracción de agua que se utiliza en las diversas industrias y el hiperconsumo exacerbado, nos están llevando a profundizar una realidad que amenaza la vida.
Hoy es urgente que busquemos alternativas que garanticen el derecho humano al agua y al saneamiento y en esa línea es posible afirmar que las soluciones basadas en la naturaleza nos entregan respuestas más sostenibles e integrales. Una de estas soluciones basadas en la naturaleza es la protección de los glaciares, verdaderos seguros hídricos, que, siendo embalses de agua dulce congelada, proveen de este recurso, en épocas estivales y de largas seguías como las que atravesamos.
Por estas razones el Estado de Chile está en deuda en la promoción de una legislación moderna que proteja los glaciares de la destrucción que hoy generan actividades económicas como la minería. Un primer paso sería que el gobierno patrocine el actual proyecto de ley de protección de glaciares que está actualmente está en segundo trámite constitucional.
Las soluciones basadas en la naturaleza debieran ser incluidas de manera estratégica en las políticas públicas, con el fin de avanzar en medidas de adaptación al cambio climático en nuestro país y generar soluciones con lo que nos proveen los ecosistemas.
El martes 19 de marzo de 2024 se votó un proyecto de ley en la Cámara de Diputados y Diputadas, propuesto por parlamentarios de derecha, que buscan aumentar el volumen de tranques de agua, de 50 mil metros cúbicos a 250 mil metros cúbicos, con un muro de 15 metros, y eximiéndolos de la evaluación de impacto ambiental.
Lo anterior es un ejemplo de soluciones grises que no están conversando con la realidad, medidas regresivas como la de los tranques impiden obtener información necesaria que entrega la evaluación ambiental, priva de dar seguridad a las personas y profundiza la desigualdad en la obtención del agua, dejando el agua en manos de los mismos privilegiados de siempre.
De esta forma, dado que las soluciones grises según un informe de Escenarios Hídricos 2030 liderado por Fundación Chile son más ineficientes y tienen un mayor costo, creo que una alternativa, puede ser la implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como la protección de humedales, la turba o la protección de los glaciares.
Finalmente, en materia hídrica debemos propender a acciones que nos permitan regresar el agua a las cuencas y al suelo, para ello tenemos alternativas como la agricultura regenerativa, la reforestación con especies nativas y la restauración de los suelos, como también el dejar de deforestar el bosque nativo, sumado en que hay que volver a recordar que el agua no se pierde en el mar. El agua es un bien público, aún estamos a tiempo de protegerlos.
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