Antes de votar, quiero tener presente…

Ante el plebiscito constitucional del 4 de septiembre, que permite decidir sobre la propuesta para reemplazar la Constitución del '80, hemos podido observar diversos terrenos de lucha política, que mantienen la pugna entre la perpetuidad del capitalismo liberal que promueve el individualismo, la demonización por un comunismo socializador que niega lo individual o bien posturas intermedias, que abogan por el equilibrio social comunitario con la libertad individual.

Sin embargo poco debate hemos tenido sobre los sentidos que para cada uno de las y los chilenos implican estos posicionamientos y los caminos, reflexiones y acciones que debemos hacer para que cada uno de los artículos de la propuesta constitucional se encarnen y promuevan una vida buena para este nuevo siglo que pisamos.

Por el contrario, nos hemos sumergido entre debates subjetivos, golpes y desacreditaciones y mucha fake news, observando lo absurdo de los extremos frente al impulso por encontrar un equilibrio para administrar la paz social. Por ello me quiero detener a reflexionar un momento, sin el ánimo de cambiar las decisiones de nadie sino más bien para revisar "mi mochila" con los sentidos que implica para la generación de los '80, que vivió su infancia, adolescencia y adultez en dictadura y que ha cuidado que sus hijas e hijos vivan en democracia.

En primer lugar, quiero tener presente que hace solo 100 años que este país tiene educación básica inicial obligatoria y que solo hace 57 años tenemos básica de ocho años obligatoria; que la enseñanza media obligatoria solo tiene 19 años y la prebásica obligatoria solo tiene 9 años de vigencia. Las gobernanzas de turno no siempre privilegiaron la educación y hemos debido esperar prácticamente toda la vida republicana para darnos Educación Superior como un derecho. Esto convierte el momento de la votación en un hito histórico, porque hoy vota la mayor cantidad de chilenas y chilenos letrados teniendo por primera vez como horizonte la Educación Superior y la certeza que la educación es un derecho y no un privilegio de quien puede pagar por ella.

En segundo lugar, quiero tener presente que solo hace 70 años las mujeres podemos ejercer nuestro derecho a voto y cambiar los destinos del país. La propuesta que votaremos es inédita en el mundo para definir una democracia con enfoque de género, inclusiva, paritaria y no binaria, posibilitándonos a más del 50% de las mujeres espacios de decisión política reparando la permanente exclusión vivida, también, en el reconocimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos junto con valorar como una actividad económica y de corresponsabilidad el trabajo doméstico y de cuidado para hacer sostenible el desarrollo de nuestras sociedades.

En tercer lugar, quiero tener presente que esta propuesta le da voz a nuestro medioambiente, instalando un cambio de paradigma en las decisiones que tienen que ver con lo natural y la responsabilidad social que todes tenemos en esta materia respetando los derechos para preservar su existencia y reparar los daños que se le han propinado.

En cuarto lugar, quiero tener presente que la extrema instalación de un neoliberalismo ortodoxo que por casi medio siglo ha privatizado la educación y la salud, junto a otras áreas estratégicas para la subsistencia chilena, como el agua, la energía eléctrica y los fondos previsionales. Que ha tercerizado a la economía chilena, desindustrializándola y cancelando toda iniciativa de derechos sociales universales al tiempo que socava las oportunidades de las nueva generaciones de profesionales frente a un mercado laboral débil que les obliga a sobrellevar un alto endeudamiento con la banca privada.

Finalmente, quiero tener presente que este plebiscito abre un nuevo ciclo histórico que parte hace dos años y que nos fija un nuevo rumbo para reordenar la política en general y la condiciones sociales y culturales. Es decir, asistimos a la refundación de un nuevo Chile histórico que demanda dignidad, protección social, reconocimiento, colectividad redistributiva y que indistintamente de los resultados de este plebiscito, en octubre de 2019 definió un escenario de modernización y de articulación política que emanada de la nueva sociedad chilena llego para quedarse y para construir el nuevo pueblo chileno.

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