No es la velocidad, es la dirección

Beatriz Hevia

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Los políticos acostumbran a interpretar la realidad, lo hacen desde sus ideas, conocimientos y experiencia. Y algo sobre lo que se ha discutido ampliamente es la interpretación del resultado del plebiscito del 4 de septiembre en el que triunfó la opción Rechazo.

Si bien hay cosas en las que ha existido bastante consenso, como que el resultado es una derrota para el gobierno, existen otras interpretaciones que son cuestionables y hasta antojadizas. Este es el caso de la interpretación que ha hecho el Presidente Gabriel Boric, quien la semana pasada se refiero al tema en la Asamblea General de la ONU en Nueva York y en una entrevista a CNN.

El Presidente señaló que "nunca un gobierno puede sentirse derrotado cuando el pueblo se pronuncia". Sin embargo, esa no pasa de ser una frase cliché que podría utilizar cualquier candidato en campaña, porque en realidad no estaba en juego la democracia, sino que una propuesta constitucional, respaldada por el Presidente y su gobierno, que utilizó todos los recursos que tuvo disponibles para realizar intervencionismo las semanas y días previos a la votación, y que fue abrumadoramente rechazada por la ciudadanía.

Del mismo modo, el Presidente ha señalado de manera altanera que "estar adelantado a tu época es una forma elegante de estar equivocado", así serían los chilenos los equivocados y no él, que sería dueño de una verdad casi revelada sobre lo que debería ser el futuro de nuestro país.

Y es que el Mandatario está tan cegado por su ideología que continúa creyendo que la ciudadanía quiere "enterrar el modelo neoliberal" que ha imperado en Chile las últimas décadas, y no que los chilenos rechazan la propuesta de país que nos hacía ese texto constitucional, y que el mismo gobierno señaló en un momento que era necesario para avanzar en su programa.

Por otro lado, el Presidente Boric ha insistido en que entendió el mensaje, el que de acuerdo con su interpretación sería que deben "ir un poco más lento". En este punto, quizás tiene algo de razón, y es que tal como en la moraleja del sapo en el agua hirviendo, la izquierda ideológica venía realizando un trabajo de relojería avanzando en la implantación de sus ideas en nuestra sociedad, y creyeron que luego del estallido de 2019 y el 80% de la opción Apruebo en el plebiscito de entrada, estaba todo listo y podrían subir la temperatura bruscamente y acelerar el trabajo.

Pero no contaban con que frente a esto la ciudadanía reaccionó, porque no queremos morir como el sapo en el agua hirviendo, o en este caso, ver instaurada la ideología marxista en el país. Queda en evidencia, entonces, que el Presidente al parecer no ha sido capaz de interpretar correctamente el mensaje de los chilenos, y es que rechazamos su programa de gobierno y valoramos todo lo que hemos crecido como país, y que queremos más y no menos.

Los chilenos queremos reglas claras, donde existan oportunidades para progresar, en donde los abusos sean castigados y no dependa del burócrata de turno cuánto se demoran en procesar una licencia, y que los niños puedan acceder a educación de calidad, sin verse empañada por protestas y violencia. Queremos que las pymes puedan crecer y que quienes han trabajado toda una vida puedan disfrutar del resultado de su esfuerzo.