La crisis neoliberal

A propósito de la criptoestafa que arrebató su patrimonio a innumerables personas y que lo involucra, el Presidente de Argentina, Javier Milei, señaló: "...si vos vas al casino, que respuesta tengo que dar, si fuiste al casino... es como el que juega a la ruleta rusa y le toca la bala..." o sea, su base valorica y conceptual resulta ser elemental, el despojo de quienes no pueden evitarlo o defenderse..

Se trata de la ley de la selva en las relaciones sociales: el débil o desprotegido está condenado, según el símbolo latinoamericano de la ultraderecha. No hay consideración hacia la persona en situación de vulnerabilidad social. Es una violencia de clase desnuda, implacable, carente de cualquier tipo de principios y valores humanistas, por eso, descalifican tan virulentamente la justicia social y pretende la disolución del Estado como activo agente del bien común.

Así, la conducta neoliberal llega a su extremo y se descompone a sí misma. En el caso, de países dependientes o subordinados la tecno oligarquía imperante ya no intenta nuevos incrementos de sus ganancias por vía del aparato productivo o la especulación financiera, ahora ingresan directamente al ámbito delictivo, al uso de la estafa y la usura para satisfacer apetitos insaciables.

En el afán de "hacer" dinero fácil, miembros prominentes de grupos gobernantes o agentes delictivos de su entorno operan claramente como organizaciones mafiosas. Es lo sucedido con la cripto estafa que sacude la situación en Argentina y que cuestiona sin excusa visible al propio Presidente del país. Se acumula kpoder y dinero en una amenaza letal para el régimen democrático.

También en el núcleo rector del sistema neoliberal llegó el momento en que sus aparentes símbolos sostenedores toman decisiones que hacen tabla rasa de lo sostenido durante su vida política y en la práctica se niegan discursivamente a sí mismos. Es lo que sucede a Trump que pretende cerrar el mercado de los Estados Unidos por la vía de aranceles unilaterales que desconocen la prédica neoliberal de los últimos 40 años.

Es una posición expansionista, de restaurar una "grandeza" imposible, es decir, que ante los avances de las potencias rivales, Trump pretende que los Estados Unidos se recluyan sobre sí mismos y resurjan desde sus propias fuerzas y de anexiones territoriales que sean fuentes de materias primas, y reinstalarse más potentes que antes para volver al "esplendor" de una época superada, aquel dominio sin contrapesos en un mundo que ya se diversificó y que no tiene en Washington el único e incuestionado centro de mando.

El mito del libre comercio y el respeto a las reglas intangibles del mercado se relativizó de inmediato cuando ya no acomodaban ni respondían a la potencia central y se vuelven a utilizar reglas y procedimientos en desuso desde que pensaron que había llegado "el fin de la historia", luego del colapso de la Unión Soviética.

Por eso, la bancarrota conceptual del nuevo liderazgo global es inocultable. El inusitado giro en la posición sobre la guerra en Ucrania es categórico. El aliado pasó a ser adversario. Ante ello su discurso es breve, el que no se somete, aténganse a las consecuencias. No hay más. La época de los panegíricos hipócritas de los neoliberales quedó atrás. Ahora su influencia se ejerce en forma abiertamente autoritaria. Volvió la aplicación de la ley del garrote sin ningún tipo de contemplaciones.

Chile está lejos del punto de exacerbación de las contradicciones que viven los núcleos preponderantes del poder neoliberal, pero es imposible que no se vea afectado. La hegemonía de la ultraderecha internacional desordena y confunde a la derecha chilena.

El comportamiento neurótico de la oposición chilena demuestra su propia desorientación ante la crisis de sus núcleos dirigentes a nivel internacional. Sus lideres abandonan sus dogmas o caen en una conducta patética.

El último bullicio que han protagonizado ha ocurrido por la transferencia de recursos desde Corfo al Ministerio de Hacienda para cubrir la falta de ingresos que se provoco en otras áreas, esos recursos evitaron que se elevara la deuda del sector público. Hacen ruido sin sentido porque esa misma derecha exige que por ningún motivo se eleve la deuda, entonces, sus reclamos son una incoherente demagogia.

Por eso, una alianza de izquierda y centroizquierda es clave para garantizar la respuesta del país en estas turbulentas circunstancias. Un proyecto nacional popular que reúna una amplia mayoría social pasa a ser una cuestión decisiva.

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